domingo, 16 de mayo de 2010

LA CULTURA JUVENIL E INFANTIL: LOS GRUPOS DE PARES

Tema 6. LA CULTURA JUVENIL E INFANTIL:
LOS GRUPOS DE PARES

1.- El concepto de grupo de pares.
1.1. Grupo social.
1.2. Generación.
1.3. Grupo primario.
2.- Grupos de pares y socialización.
2.1. Funciones de los grupos de pares.
2.2. Evolución y formación de los grupos de pares.
3.- Cultura juvenil e infantil en España.
3.1. Infancia y juventud española. (Demografía).
3.2. La condición juvenil.
3.3. La cultura infantil.


1.- CONCEPTO DE GRUPOS DE PARES

"Es un agente de socialización formado por un grupo social de miembros de edad homogénea, (igual generación); y cuyas relaciones son de tipo primario".
Esta definición posee tres elementos: grupo social, generación y relaciones de grupo primario. Vamos a tratarlos por separado para comprender con más detenimiento lo que significa grupo de pares, de iguales, de edad, pandillas o peer group.

1.1. GRUPO SOCIAL

A) Introducción al concepto de grupo social

El grupo social como unidad de análisis en sociología
Los elementos básicos del análisis social no son los individuos, sino los grupos. En sí mismos, los individuos no son el objeto propio de la Sociología. Efectivamente, las personas se relacionan entre sí, interactúan, pero esta interacción se realiza, generalmente, en el interior de los grupos a los que pertenecen. Por tanto, es el grupo, y no el individuo, el elemento último en el análisis sociológico. Esta es la razón por la que muchos sociólogos definen la sociedad, no como un conjunto de individuos, sino como un conjunto de grupos. Y a su vez, a la Sociología, como el estudio científico de los grupos sociales.

Definición de grupo.

Podemos definir grupo como aquello que está formado por una pluralidad de individuos. Sin embargo, a menos que se le dé a la noción de grupo un significado tan amplio que, en realidad, le vaciemos de todo contenido identificable y operativo, es necesario precisar más el concepto. Los aficionados al cine, los parados, los habitantes de las ciudades-dormitorio o los jubilados son, sin duda, pluralidades de individuos y, sin embargo, nada ganaríamos con identificarles como grupos. Si así fuera, habría tantos grupos como criterios quisiéramos utilizar para agrupar personas: los recién nacidos los que van a la escuela, los que miden 1,80 metros, o los españoles, serían ejemplos de otros tantos grupos, lo que evidentemente vaciaría de todo contenido útil al concepto de grupo social y significaría llevar la cuestión a la oscuridad de una noche en la que todos los gatos son pardos.

B) Características de los grupos sociales

¿Qué es lo que hace, entonces, de una pluralidad de personas un grupo social? Responder a esta cuestión equivale a enumerar las características que se consideran predicables de la noción de grupo social.
a.- Interacción recíproca. En primer lugar, para que podamos hablar de grupo social, es preciso que sus miembros mantengan entre sí relaciones regulares que se ajusten a pautas normadas y que tengan una duración suficiente como para que tales pautas cristalicen en una estructura interna de status y roles. En otras palabras, que la interacción entre los miembros se realice conforme a pautas derivadas de la organización (aunque sea informal) de los individuos en una estructura de status y roles. No es necesario que tal organización esté formalmente reconocida, ni mucho menos que esté sancionada jurídicamente. Basta con que exista de hecho y la interacción entre sus miembros se ajuste a ella. Los empleados de una oficina bancaria, los integrantes de un destacamento militar, o los miembros de una congregación religiosa, forman grupos con una estructura formal reconocida y organizada de acuerdo con normas sancionadas en reglamentos, estatutos y leyes. La pandilla de amigos o el grupo de montañeros, son grupos sin una estructura formal, pero en el que las relaciones entre sus miembros se ajustan a una distribución real de funciones.
b.- Conciencia de grupo. En segundo lugar, la existencia del grupo exige que sus miembros se identifiquen a sí mismo como tales. En expresión de F. H. Giddins, es necesario que entre sus miembros exista una conciencia particular de grupo, de modo que, en virtud de ella, se vean a sí mismo formando una unidad discernible. Sus componentes se ven a sí mismos como un nosotros perfectamente diferenciados de los otros. Más aún, como ocurre con el nacimiento de la conciencia de sí mismo (que analizábamos a propósito del proceso de socialización), la conciencia del propio grupo se forma a partir de la oposición del nosotros frente al ellos, y de las relaciones (de dependencia complementaria o de oposición) que se supone que le grupo propio debe mantener con los demás.
c.- Existencia de objetivos, valores y actividades compartidas. Esta conciencia de grupo deriva del hecho de que sus miembros comparten un conjunto de objetivos, valores y creencias comunes. La existencia de objetivos, valores, actitudes y sentimientos compartidos, es otro rasgo esencial en la definición de grupo social. La cohesión del grupo depende del grado de aceptación de estos objetivos y valores que, con frecuencia, cristaliza en una simbología y una parafernalia ritual cuya función suele ser reforzar la conciencia de grupo y afirmar la vigencia de los valores y actitudes compartidas; en definitiva, reforzar la unidad e identidad del grupo.
d.- Estabilidad y duración relativa. La emergencia de normas, valores y objetivos, así como la definición de los diferentes status y roles asociados, exige que la interacción entre los miembros, tenga una cierta duración en el tiempo. Esto distingue al grupo de una mera reunión accidental de personas. No obstante, la duración en el tiempo es un criterio relativo que depende enteramente del tipo de grupo de que se trate. Desde el grupo que se forma para la realización de una tarea concreta y se disuelve una vez finalizada ésta, hasta la estabilidad y permanencia del grupo familiar.
e.- Reconocimiento como tal. Diríamos que esta característica es la complementaria a la de conciencia del grupo; aquí no se trata de asumir desde dentro del grupo un nosotros, sino que desde fuera sea el resto de la sociedad, o al menos el entorno más cercano, el que reconozca un vosotros. La identidad de los grupos sociales nace de la interrelación entre la conciencia de grupo y el reconocimiento exterior.
La identidad del grupo: conciencia de grupo y su reconocimiento

IDENTIDAD

DE GRUPO CONCIENCIA DE GRUPO

Y RECONOCIMIENTO COMO TAL
SUBJETIVA E INTERNA OBJETIVO Y EXTERNO
NOSOTROS VOSOTROS

1.2. GENERACIÓN

A) La edad como categoría sociológica
Las dos categorías de interés sociológico que viene impuesta por la naturaleza biológica del hombre son:
- La diferencias de sexo: hombre y mujer.
- La diferencias de edad. Esta última es la que vamos a tratar en este tema. El devenir del tiempo en el hombre, le va a situar en un lugar y posicionamiento distinto con relación a la sociedad.
En una misma sociedad coexisten individuos nacidos en momentos diferentes. Desde una perspectiva ajena al grupo, estos individuos pueden ser clasificados atendiendo a un sinnúmero de categorías, y de hecho las categorías utilizadas en las clasificaciones suelen ser más relevantes para el observador que para los observados. Sin embargo, las categorías de edad que cada sociedad o grupo considera relevantes son las referidas a las actividades fundamentales del grupo, tales como la producción, la reproducción o la guerra. Con frecuencia los individuos que pertenecen a un mismo intervalo de edad en estas clasificaciones constituyen no sólo una categoría estadística sino un grupo social con características propias.
Algunas categorías de edad, tales como infancia, juventud, madurez y vejez son prácticamente universales, pero varían grandemente en su especificación y en la importancia y relativa que se les concede como criterio de adscripción social. En las sociedades desarrolladas, el avance de las técnicas estadísticas y las exigencias de la planificación económica han llevado a un conocimiento de la estructura de edades de la población superior a la que nunca hubo anteriormente. Es frecuente la publicación anual o incluso mensual de informaciones sobre el número de ciudadanos comprendidos en cada grupo de edad, en intervalos anuales que van desde los menores de un año a los mayores de ochenta. Sin embargo, el conocimiento de estos datos demográfico no significa un mayor conocimiento sociológico de esa sociedad si no son interpretados desde categorías relevantes para el análisis sociológico: escalas anuales a las pirámides de edad reducidas a los grupos de 0-14 años, 15-65, y más de 65 años, traslucen la interpretación del demógrafo de cuáles son los umbrales de edad relevantes en la estructura social de referencia, aunque no haga explícitos sus criterios.
Nos hemos referido a algunas categorías casi universales, tales como infancia, juventud, madurez o vejez. Sin embargo, estas categorías y sus respectivos umbrales de paso varían considerablemente de unas sociedades a otras e incluso en una misma sociedad en función de la finalidad de la clasificación, los ámbitos sociales de referencia o los intereses del clasificador.

B) La generación
Hay que distinguir entre los contemporáneos (los que viven en el mismo tiempo) y los coetáneos (los que tienen las mismas edad los que son a la vez, jóvenes, maduros o viejos), que constituyen una generación.
La vida humana se puede considerar dividida en períodos de unos 15 años: niñez, juventud, iniciación, predominio, vejez... El conjunto de los que son coetáneos en un círculo de actual convivencia, es una generación. El concepto de generación no implica, primariamente más que estas dos notas:
- Tener la misma edad. (Hablamos de una zona de fechas)
- Tener algún contacto vital.

Podríamos realizar la siguiente clasificación tal y como la realiza Julián Marías, discípulo de Ortega y Gasset, en grupos de edad de quince en quince años aproximadamente:
- Infancia (0-14)
- Juventud (15-29)
- Iniciación (30-44)
- Predominio (45-59)
- Vejez (60- )
A nosotros nos va a interesar las dos primeras: la infancia y la juventud.

1.3. GRUPO PRIMARIO. (Ver apuntes del tema segundo)
Dentro de la clasificación que hacíamos de los agentes de socialización en el tercer tema, situábamos a los grupos de pares o de iguales como:
- Edad homogénea.
- Sin intención explícita socializar.
- Grupo primario.
Según Cooley el grupo primario se caracteriza por el reducido número de miembros que lo integran, lo que permite unas relaciones cara a cara entre todos sus miembros. Frente a la impersonalización y el anonimato que caracterizan las relaciones de los individuos en otro tipo de ámbito sociales, en el grupo primario todos los miembros se conocen personalmente y mantienen relaciones directas. Este hecho unido a la existencia de un clima afectivo generalmente intenso, hacen posible la expresión libre y espontánea de la personalidad de sus miembros.

2.- GRUPO DE PARES Y SOCIALIZACIÓN

2.1. FUNCIONES DE LOS GRUPOS DE PARES (edades no adultas)

En la literatura se ha propuesto una amplia gama de funciones evolutivas específicas de la interacción entre compañeros y, particularmente, entre amigos (grupo de iguales):
a) Algunos autores han puesto de relieve la existencia de una función socializadora, especialmente en lo referente al aprendizaje por parte del niño del control de los impulsos agresivos y sexuales en formas socialmente aceptables.
b) Otros autores se han centrado sobre el papel que juegan las relaciones entre compañeros en la formación de la identidad personal del niño. El niño se apoya en el feedback que recibe de los otros y en la comparación directa con los atributos y las características de los otros. El grupo de compañeros tiene una función esencial para proporcionale al niño esta información sobre la que se basará su visión de sí mismo.
c) Lejos de limitarse a dar al niño información sobre sí mismo, el grupo de compañeros también juega un papel crucial al proporcionarle el conjunto de valores dentro de los cuales se va a interpretar esta información.
d) La adquisición de las habilidades sociales de más alto nivel a través de la interacción con los compañeros también ha sido puesta de relieve por algunos investigadores.
e) También se ha sugerido la existencia de un papel crucial de la interacción entre compañeros en el proceso de desarrollo cognitivo. Para Piaget, el conflicto que produce la interacción con compañeros igualmente egocéntricos da un impulso al proceso de descentramiento, un proceso que en sí mismo, según Piaget, determina la estructura del desarrollo cognitivo en todas las esferas.
f) Parsons, desde una perspectiva más sociológica, añade que los grupos de pares o de compañeros es un lugar donde el niño puede alcanzar status adquiridos.
g) Además es el escenario idóneo para ejercicio de la independencia fuera del control adulto, encontrando aquí fuentes de aprobación y aceptación no-adulta.

2.2. EVOLUCIÓN Y FORMACIÓN DE LOS GRUPOS DE PARES.

Cuanto más crece un niño, más actividades busca fuera de la familia, y también más probable que se vea influido por grupos que hallen fuera del pleno control de los responsables del centro de enseñanza, aun cuando la mayoría de las actividades del grupo tengan lugar en el ámbito escolar. Así vamos exponer el desarrollo y evolución de los grupos de pares en relación y de acuerdo con las tres fases principales de la escolarización:
a) Etapa preescolar o infantil: Los niños más pequeños suelen jugar solos durante la mayor parte del tiempo, y cuando empieza a relacionarse con otros niños rara vez forman grupos, prefiriendo por lo general jugar en parejas. A esta edad, tanto las amistades como los pequeños grupos son de constitución variable, tienen una existencia temporal y se dan entre individuos de ambos sexos. Así, los rasgos característicos de todos los grupos a esta edad tan temprana consisten en sus reducidas dimensiones, su escasa perdurabilidad y su configuración mixta, por lo que se refiere al sexo.
b) La etapa de enseñanza primaria. Alrededor de los siete años, los grupos de pares carecen de una estructura fija y siguen siendo inestables, dado que sus miembros varían de forma bastante apreciable incluso dentro del mismo año escolar. Sin embargo, ya se ha iniciado la división en grupos de un solo sexo, mencionada antes. Hacia los ochos o nueve años, esta división se vuelve más marcada, y después de los nueve años aparecen grupos bastante separado de varones y de niñas. En esta fase no se verá nunca a un niño jugando con niñas o viceversa, y dentro del grupo de pares se aplican severos castigos que garantizan que cada sexo se adecuará a la conducta que de él se espera. Los grupos de niños son más numerosos y están más rígidamente estructurados que los de niñas y éstas tienden a formar parejas o tríos, pero más íntimamente unidas. Hacia los once-doce años, cuando los alumnos entren a la enseñanza secundaria, los grupos de pares han crecido de tamaño, sobre todo en el caso de los varones, se han vuelto más permanentes, y están más formados por individuos del mismo sexo.
c) La etapa secundaria. Los grupos se forman en torno a diferentes actividades, a las cuales se les atribuía un status determinado dentro de cada categoría de grupo. Los grupos de pares existentes entre estos adolescentes (teenager) podían clasificarse en tres categorías. En primer lugar, estaban los grupos basados en los juegos que se practicaban en el patio de recreo; en dichos grupos las normas se centraban en las reglas propias de los juegos, y en ser un buen deportista. En segundo lugar, hay grupos que se limitaban a hablar temas muy diversos: deportes, televisión... Y en tercer lugar, están los grupos de chicos brutos, en los que el status se conseguía mediante el éxito en peleas físicas.
A medida que confían más en su capacidad para elegir a sus amigos, los grupos se vuelven más permanentes y más estructurados. Además, en la medida en que sus intereses se hacen más estables. Los grupos dentro del centro docente se diferencian más, se especializan y se centran menos en la vida escolar.

3.- CULTURA JUVENIL E INFANTIL EN ESPAÑA.

3.1. INFANCIA Y JUVENTUD ESPAÑOLA. (DEMOGRAFÍA).

Distribución de la población infantil y juvenil en España
1981 INFANCIA (0-14 años) JUVENTUD (15-29 años) TOTAL
% Col % Fila % Col % Fila % Col
HOMBRES 4.983.303 51,4% 26,9% 4.428.229 50,6% 23,9% 18.491.741 49,1%
MUJERES 4.702.427 48,6% 24,5% 4.328.699 49,4% 22,6% 19.191.622 50,9%
TOTAL 9.685.730 100,0% 25,7% 8.756.928 100,0% 23,2% 37.683.363 100,0%
1991 INFANCIA (0-14 años) JUVENTUD (15-29 años) TOTAL
% Col % Fila % Col % Fila % Col
HOMBRES 3.869.483 51,4% 20,4% 4.896.480 50,9% 25,8% 18.962.222 49,0%
MUJERES 3.658.141 48,6% 18,5% 4.726.143 49,1% 23,9% 19.764.961 51,0%
TOTAL 7.527.624 100,0% 19,4% 9.622.623 100,0% 24,8% 38.727.183 100,0%
FUENTE: Censo de 1981 y 1991

Observaciones y comentario de la tabla anterior.

- La infancia ha bajado en los último años su número de efectivos absolutos y además, su peso en la población total española ha pasado de ser más de la cuarta parte en 1981 a menos de la quinta, diez años después. (A principios de siglo representaba más de la tercera parte de la población).
- La juventud actual está siendo la más numerosa de toda la historia, tanto del pasado, como del futuro, debido al comportamiento de la natalidad y la fecundidad.
- En relación al sexo podríamos destacar el peso mayoritario de los varones en las dos categorías de edad, aunque es mayor la masculinización en la infancia que en la juventud. Esto contrasta con la mayoría de mujeres en el total de la población española y en el sistema educativo.

3.2. JUVENTUD ESPAÑOLA.

A) Definición de la condición juvenil

Los rasgos que mejor definen a la juventud, según las opiniones de los españoles de 18 y más años, son: la forma de ser, la edad y las ganas de vivir. Concretamente, sólo un 19% de los entrevistados menciona la edad como uno de los rasgos que mejor definen a la juventud, mientras que un 24% se refiere a aspectos físicos (incluida la salud), y un 55% menciona rasgos que se refieren más bien a aspectos relacionados con el modo de vida, la forma de ser, la personalidad en definitiva. (FUENTE: CIRES "Juventud" Mayo de 1993)
En general, podemos definir la condición juvenil como la conjunción de tres factores igualmente relevantes: la edad, la precariedad transitoria y la cultura juvenil.

a.- Factor edad.
Hemos dicho que la edad juvenil comprende entre los quince y los treinta años. Tradicionalmente, la edad juvenil discurría entre los quince y los veinticinco años. En los últimos tiempos hemos asistido a la prolongación de esa edad. Así, los estudios sociológicos de principios de los años 80 sólo consideraban de los quince a los veinticinco años como edad juvenil. A finales de los 80, la inclusión de una nueva franja de edad (de los veinticinco a los treinta) fue acompañada con una percepción nueva de los problemas de los jóvenes. Podemos afirmar que hoy se ha generalizado la conciencia de que hasta los treinta años dura la juventud. Sólo que los estudios, las condiciones más tópicas que generan la condición juvenil, así como el grado de madurez humana (afectividad, la experiencia de vida...) son sensiblemente distintas en esta segunda juventud que en la primera. Por lo general, existe un tránsito más o menos marcado entre una edad y otra (es especialmente significativo en la gente que finaliza los estudios universitarios, los abandona o que accede al mercado de trabajo). También por regla general la precariedad (en lo que tiene de transitorio) disminuye a medida que pasan los años, produciéndose una incorporación paulatina a las condiciones de vida adulta.
No se observa según la encuesta del CIRES un fuerte consenso respecto a cuál es la edad en la que se produce el tránsito de la niñez a la juventud. En efecto, alrededor de una cuarta parte de los entrevistados opinan que le paso de niño a joven se produce al pasar de los 14 a los 15 años, pero casi una quinta parte afirman, respectivamente, que el paso se produce de los 16 a los 17, o después de los 17.
Y la escasa relevancia que la edad, por sí misma, tiene para precisar el paso de unas categorías de edad a otras, se pone otra vez de manifiesto al preguntar por la edad a la que se pasa de joven a adulto. Una cuarta parte de los entrevistados señalan expresamente que no depende de la edad, y casi una quinta parte afirma que ese paso se produce después de los 29 años. En realidad, sólo la mitad de los entrevistados establecen el paso de joven a adulto antes de los 30 años, lo que puede ser resultado de la prolongación de la permanencia de los jóvenes en el hogar familiar. En general, la referencia a que el paso de joven a adulto no depende de la edad o que se produce antes de los 29 años es algo más frecuente entre los jóvenes (de 18 a 29 años) que entre los mayores (de 65 y más años), quienes tienden a establecer ese paso después de los 29 años.

b.- Factor de precariedad.

Son dos los problemas esenciales en donde se viene a concretar la precariedad de los jóvenes españoles: el desempleo juvenil, y la dependencia de la familia.

b.1.- El paro juvenil.

Cuando se habla de la situación de los jóvenes en el mercado de trabajo, lo primero que se suele destacar es su posición de desventaja con respecto a los adultos. El indicador que con mayor frecuencia se utiliza es la tasa convencional de paro. Y en efecto, como se puede apreciar en la tabla la tasa de paro de los jóvenes siempre ha sido superior a la media de todas las edades. Por otra parte, también se observa que las tasas juveniles tienden a fluctuar con mayor intensidad que las correspondientes al conjunto de edades. Sin embargo, la situación es mejor que en 1985: en dicha fecha, casi la mitad de los parados (el 48%) tenían menos de veinticinco años, mientras que en la actualidad el porcentaje correspondiente apenas es del 35%.
Sin embargo, estos datos resultan engañosos. En efecto, aludiendo a estas cifras, a menudo se oye decir que cerca de la mitad de los jóvenes menores de veinticinco años está en paro. Esas afirmaciones no tienen en cuenta el hecho de que la actividad económica representa para los jóvenes una parte cada vez más pequeña de sus actividades vitales, de hecho la tasa de actividad de los menores de 20 años no ha parado de descender desde hace dos decenios, colocándose en un 27,2%. Resulta necesario, pues, analizar el conjunto de las situaciones en las que pueden encontrarse los jóvenes, para comprender mejor la incidencia y evolución de su actividad económica. Los estudiantes, cada vez más numerosos en proporción entre la juventud española, se consideran como inactivos...
Por otra parte, existe una notable divergencia entre la incidencia del paro en los varones y en las mujeres, que ha variado a lo largo del tiempo. Durante la primera crisis, mediados de los setenta, el paro afecta por igual a los dos sexos, aunque las mujeres llevan una peor parte. Durante el período de recuperación, el paro masculino disminuye de forma muy sustancial, pero el paro femenino sólo mejora de forma paulatina. Durante este período se produce un claro proceso de feminización del paro. En la cresta de la expansión, las mujeres representan más de la mitad de los parados (frente a una proporción de un tercio en el empleo). La última crisis ha afectado más gravemente a los varones.

b.2 Dependencia y autonomía de la familia.

El período juvenil, caracterizado, entre otras cosas por la dependencia económica y residencial de los jóvenes con respecto a su familia de origen, es en la actualidad muy prolongada en el tiempo y está incluso prolongándose cada vez más. La fuerte caída de la nupcialidad en los último años, por un lado, y la posposición creciente en la edad de contraer matrimonio, por otro, así lo hacen suponer. Máxime, cuando en España los modelos familiares alternativos, tales como cohabitación, pisos compartidos o vivir solo, apenas se hallan extendidos y la pauta social que impera entre los jóvenes es la constitución de una familia a través del matrimonio.
Las encuestas de juventud, auspiciadas por el instituto de la juventud y llevadas a cabo en 1984 y 1988, confirman estas suposiciones y evidencian una independización muy tardía de nuestros jóvenes del hogar de sus progenitores; sólo a partir de los veintisiete años (veintiséis en el caso de las mujeres) son mayoría los jóvenes que se han emancipado.

Situaciones de los jóvenes de 15-29 (%)
SITUACIONES 1985 1988
--------------------------------------------------------------------
1. En el hogar familiar
y dependencia económica. 59 60
2. En el hogar familiar
y autosuficiencia económica 4 4
3. Independiente del hogar
y dependencia económica. 13 17
4. Independencia del hogar
y autosuficiencia económica 24 19
FUENTE: J.L. ZARRAGA: Informe de la juventud, 1988, Instituto de la Juventud, Madrid, 1989

En la anterior tabla se recogen las situaciones de dependencia/independencia económica y residencial de una muestra representativa de nuestros jóvenes de quince a veintinueve años en las dos fechas en las que se levantaron las encuestas. Como pueden ver se distinguen cuatro situaciones distintas, que van desde la total dependencia en virtud de la integración en el hogar de origen y la dependencia económica de los progenitores hasta la autonomía adulta, caracterizada por la separación del hogar de origen y la autosuficiencia económica. Como situaciones intermedias se consideran, por un lado, la separación del hogar pero con dependencia económica y, de otro, la situación inversa, esto es, residencia en el hogar de origen pero con autosuficiencia económica.
En esta tabla puede verse cómo sólo uno de cada cinco jóvenes menores de treinta años goza de autonomía plena, esto es, ha pasado a la condición de adulto. El caso más típico de esta situación es el de jóvenes casados que han formado su propio hogar y que son completamente autosuficientes en lo económico es el 80% de los jóvenes de este grupo. Sólo un 3,6% de todos los jóvenes han optado por la emancipación sin constituir familia. La gran mayoría, esto es, casi dos de cada tres jóvenes, se encuentra en una situación de dependencia total de la familia de origen, situación que se da, claro está, casi exclusivamente entre los solteros.
La importancia relativa de las distintas situaciones de dependencia familiar de los jóvenes en 1988 no ha cambiado sustancialmente con respecto a 1984, si bien se apunta una tendencia hacia una mayor dependencia de la familia. Esta tendencia viene a confirmarse en una encuesta reciente realizada por la Fundación Santa María en 1999, donde el 92,5% de los jóvenes entre 15 y 24 años viven con sus padres
Estos fenómenos son la base de otros que llaman mucho más la atención, pero cuya naturaleza última hemos de buscar aquí: La dificultad de crear un proyecto de vida personal y estable por parte de los jóvenes, la permanencia en el hogar paterno-materno, que evita que la precariedad se convierta en pobreza abierta y declarada (situaciones de pobreza encubierta), el incremento de valores de competitividad e insolidaridad, especialmente entre las capas de la población juvenil con posibilidades de conseguir puestos de responsabilidad social, política y económica...

C) Factor de la cultura juvenil.

a.- Pluralismo y crítica al concepto de cultura juvenil.

Esta difícil situación social que supone el ser joven en una sociedad competitiva, de éxito y de riesgo, donde el trabajo es estructuralmente escaso (en el futuro ya no lo habrá para todos), ¿puede dejar de influir en la subcultura -o subculturas- que constituyen el ambiente juvenil? Es obvio que no. Rasgos específicos de la cultura general que todos, adultos también, vivimos colorearán lo que podríamos tal vez denominar el nicho ecológico donde los jóvenes viven.
Ese hábitat viene a formar parte de otro más amplio: el de la sociedad adulta en la cual esperan integrarse. Pero, aun compartiendo con él rasgos comunes, se diferencia por otros que le son específicos.
La cuestión central, para saber si se puede hablar con una cierta propiedad de una subcultura juvenil (como contradistinta de la cultura general de la sociedad adulta) sería, a nuestro juicio, ésta: ¿los rasgos diferenciales del mundo de los jóvenes representan valores centrales que son sustancialmente diferentes de los valores centrales del mundo adulto?
La respuesta, sin embargo, se hace más compleja porque hay un indudable pluralismo de grupos juveniles, que viven en mundos socioculturales acusadamente diferentes. Por ejemplo, el mundo de la vida de los alumnos de empresariales parece tener muy poco en común con el mundo de la vida de los cabezas rapadas. De tal manera que es superior la distancia que separa a ambos grupos juveniles de la que puede separar de la generación de sus mayores a un joven de clase media alta, futuro profesional competitivo.
Es cierto que una cultura implica un determinado modo de entender la vida y de estar en el mundo. Y que los jóvenes, en cuanto jóvenes, acusan una distancia generacional respecto al mundo de los adultos; esto es lo que los constituye precisamente como jóvenes: están en el mundo de una manera diferente; incluso por razones biológicas.
Pero esta simple distancia generacional debe ser cualificada por una distancia axiológica (valores). Y no en cualesquiera valores, sino en valores centrales para poder constituirse en subcultura diferenciada. Lo que no parece ser el caso de la mayoría de la población juvenil. Así se desprende del Informe sobre la Juventud española, elaborado por el Instituto de la Juventud sobre una muestra de 5.000 jóvenes de ambos sexos, de toda España, entre mayo y julio de 1992. Una acentuada mayoría -en torno al 70%- viven, piensan, desean y actúan en términos de integración social. O al menos no de conflicto.
A poco que analicemos los aspectos más importantes de la vida para los jóvenes que nos ofrece la siguiente tabla, nos daremos cuenta lo distante que se encuentra esta generación de jóvenes de la de los años 60. Por otro lado, los primeros aspectos que apuntan son totalmente reflejo de la cultura adulta, lo cual denota el fuerte componente integrador hacia la sociedad constituida por parte de la juventud actual.

Aspectos muy o bastantes importantes entre los jóvenes
Familia
Amigos y conocidos
Trabajo
Ganar dinero
Tiempo libre
Una vida moral
Estudios, Formación...
Una vida sexual satisfactoria
Religión
Política 70
59
57
49
46
42
41
37
6
4
FUENTE: Jóvenes Españoles 99 Fundación Santa María.

b.- Movimientos sociales y juventud.

Un elemento que nos puede ayudar a configurar la cultura, valores y criterios de la juventud es su actitud o identificación hacia los distintos movimientos sociales, y muy especialmente hacia los nuevos movimientos sociales, que configuran un resquicio para una subcultura utópica.
La identificación de los jóvenes va fundamentalmente en la línea de la paz, respeto de la naturaleza y acogimiento a las desgracias de tipo general que se dan en la sociedad. Difieren bastante en las líneas de los nacionalismos y patriotismos, encontrándose en otros casos -como la homosexualidad, el aborto, la objeción de conciencia- en una situación de cierta duda y ambigüedad.

Aprobación de los movimientos sociales de los jóvenes españoles
(Medias: 1=nada, 4=totalmente)

De apoyo y pro enfermos de sida
Por derechos Humanos
Contra la segregación racial
Ecologistas
Pacifistas
Movimiento de la mujer
De apoyo a inmigrantes
Gays o lesbianas
Pro vida
Patrióticos
Nacionalistas 3,35
3,34
3,26
3,26
3,13
3,12
3,10
2,85
2,84
2,40
2,12
FUENTE: Jóvenes Españoles 99 Fundación Santa María.

c.- El influjo de la juventud en la sociedad: subcultura como integración o como utopía.

El constatado fenómeno de la juvenilización de la cultura sugiere la falsa idea de un creciente influjo de los jóvenes en la configuración del modelo social.
A este respecto, puede ser iluminador traer a la memoria el esquema que la conocida antropóloga R. Benedict construyó precisamente para tratar de tipificar ciertas culturas según el influjo de las generaciones jóvenes.
a) Culturas postfigurativas, en ellas la generación adulta transmite con éxito la mayor parte de sus valores y pautas de conducta; son culturas que integran con eficacia a las generaciones jóvenes, mostrando una gran potencia socializadora. Lógicamente, el modelo de sociedad resultante es acentuadamente conservador; toda iniciativa de cambio provendrá de los adultos.
b) Cultura prefigurativas; en ellas el fenómeno social de un cambio muy rápido tiende a disminuir la autoridad de las generaciones adultas. En consecuencia, la socialización no se realiza mediante la transmisión de las tradiciones, sino mediante una adaptación a las circunstancias del presente (para lo que las generaciones jóvenes están mejor dotadas). En consecuencia, los jóvenes son quienes prefiguran el modelo social hacia el que se camina.
c) Como la realidad nunca se presenta tan nítida, se introduce entre uno y otro extremo el modelo de culturas co-figurativas. En ellas tanto las generaciones adultas como las jóvenes hacen aportaciones, en medida variable, a la evolución de la sociedad.
Según este esquema -por simplificador que pueda aparecer- ¿dónde habría que situar a la cultura contemporánea española?
Evidentemente, las apreciaciones pueden tener un margen muy amplio de subjetividad. Pero tal vez merezca la pena detenerse un momento sobre ello, parar terminar nuestra rápida ojeada sobre el pluralismo juvenil. Por ello, terminaremos insinuando nuestra propia apreciación.
La respuesta más obvia -y la menos comprometida- sería la más ecléctica: la cultura española sería co-figurativa. Pero ¿en qué puntos lo es, y hasta qué grado?.
La impresión es la de que nuestro actual modelo social es fuertemente postfigurativo. La posible rebeldía juvenil ha sido mayoritariamente domesticada por al acción combinada de un doble factor disciplinante: la publicidad que incita al consumo (y que presenta el crecimiento en el consumo como un crecimiento en la felicidad), por una parte; y la escasez y problematicidad de las expectativas de trabajo bien remunerado, que implica la dedicación de las energías juveniles a la preparación de un futuro difícil y competitivo
Una muy notable mayoría de la población juvenil se adapta a las duras condiciones del presente. La utopía se aleja del horizonte y el pragmatismo se instaura en la juventud. Su pluralismo viene a ser diferentes modos de integración social.
Esta impresión, estadísticamente sostenible, debe ser atenuada por el posible influjo que ejerzan las subculturas utópicas (feminismo, antimilitarismo, ecología-desarrollo...). Todo ello son indicios innegables de una acción co-figurativa en la que juega un papel considerable la generación juvenil.

3.3. CULTURA INFANTIL.

A) La cultura infantil como apropiación del mundo adulto.
El marco temporal en el que se desarrollan las actividades que hacen posible la llamada cultura infantil, cultura de y para niños, en el tiempo libre se ve inundado, como veremos en el próximo tema, por el consumo de T.V. La vida cotidiana de la mayoría de los niños se ve inmersa en el mundo medial de los adultos, con unos medios de comunicación que desde esta óptica aportan al niño modelos y formas diversas, información en definitiva variada y desconexa que el niño trata de organizar, comprender y asimilar como puede y que le obligan a estructurar cada vez más su vida y experiencia atendiendo a estas condiciones de multiplicidad medial, a falta de otras posibilidades más satisfactorias, como los amigos y el juego. La pregunta que aquí se nos plantea es si todo ello permite a los niños alcanzar hoy, con fórmulas adecuadas, la apropiación de la realidad que precisan.


FRECUENCIA SEMANAL CON QUE VEO LA TELEVISIÓN.

DIARIAMENTE
79,2 %
5 A 6 DÍAS
8,5 %
3 A 4 DÍAS
6,0 %
1 A 2 DÍAS
6,2 %
NO CONTESTAN
0,6 %
FUENTE: Los valores de los niños españoles 1992. Fundación S.M.

No es sólo la apropiación de la realidad a través de los medios de comunicación "adultos", sino también a nivel de valores y normas existen una correspondencia entre el mundo adulto y la infancia. Aún con las dificultades que una comparación de este tipo conlleva, puede observarse, en la parte superior, la coincidencia entre los valores transmitidos y los valores internalizados que ocupan lugares similares.


NORMAS QUE SE CONSIDERAN
IMPORTANTE TRANSMITIR A NIÑOS
LUGAR
NORMAS QUE LOS NIÑOS HAN
INTERNALIZADO COMO IMPORTANTE

BUENOS MODALES
1
SENTIDO DE LA RESPONSABILIDAD

SENTIDO DE LA RESPONSABILIDAD
2
OBEDIENCIA

TOLERANCIA, RESPETO AL OTRO
3
BUENOS MODALES

OBEDIENCIA
4
TOLERANCIA, RESPETO AL OTRO

AFIRMACIÓN PERSONAL
5
AFIRMACIÓN PERSONAL

TRABAJO DURO
6
SENTIDO DE LA ECONOMÍA, AHORRO

SENTIDO DE LA ECONOMÍA, AHORRO
7
TRABAJO DURO

ABNEGACIÓN
8
ABNEGACIÓN
FUENTE: La Sociedad española de los 90 y sus nuevos valores. Fundación S.M. FUENTE: Los valores de los niños españoles. Fundación S.M

b) La cultura infantil como interacción entre iguales.

Importancia de la interacción entre iguales.
Nos cuestionamos ahora qué importancia tiene para ellos la interacción entre iguales, así como la el tiempo de juego y la relación sin la tutela de los mayores. En conjunto, los niños españoles dan mucha importancia a la interacción con iguales (78,8%) frente a los que le conceden escasa consideración, 1,5% y 1,1% respectivamente. En conjunto se aburren mucho cuando no están con sus amigos (50,5%). Frente a ellos, el 25,5% dicen no aburrirse sin ellos.
Como era de esperar los datos estadísticos muestran que, por edades, los más pequeños prefieren a sus padres más que a sus amigos como compañeros de viaje en las excursiones. A partir de los 10 años, los porcentajes disminuyen sensiblemente: la tendencia se invierte a favor de los amigos. Los datos no hacen sino poner de manifiesto un hecho conocido, que, a medida que aumentan, con la edad, las oportunidades de participar en actividades con iguales, éstas les permiten experimentar relaciones más nuevas y satisfactorias. Esto conlleva que la influencia del grupo de iguales en su conducta y su significación va aumentando a medida que el niño madura. Hoy como ayer los niños, sienten la necesidad fundamental de estar con otros niños, jugar relacionarse, convivir, que no es otra cosa que percibir y asimilar juntos el mundo. El grupo de iguales es un elemento importantísimo en el espacio vital del niño, dentro del cual lleva también a cabo su propio desarrollo y socialización.


PREFIERO IR DE EXCURSIÓN CON MIS PADRES QUE CON MIS AMIGOS

EDAD

8-10 AÑOS
+ 10 AÑOS
MUY DE ACUERDO
24,2
9,6
ACUERDO

16,2
8,8
INDIFERENTE

38,6
44,6
DESACUERDO

10,5
21,4
MUY EN DESACUERDO
10,5
14,7
FUENTE: Los valores de los niños españoles 1992. Fundación S.M.

Lugares terciarios e interacción real.
La llamada cultura infantil, además de otras formas de expresión ya tratadas más arriba, comprende también los modos de conducta que se desarrollan en la interacción entre iguales. Incluye, por tanto, las relaciones que los niños establecen entre sí, fuera de los entornos institucionales más formalizados de la familia y la escuela.
Estos entornos constituyen los denominados "lugares terciarios". Son zonas de encuentro donde desarrollan sus interacciones mutuas, donde se apropian de la realidad y el mundo social lejos del control adulto. Lugares donde aprenden a conocer y a conocerse desde, por y en cuanto niños. Son lugares comunes como patios de vecindad, parques, zonas de juego al aire libre, ludotecas, piscinas, asociaciones, edificios abandonados, etc.
Las relaciones que en estos lugares se establecen proporcionan al grupo de juego no sólo los elementos de conexión necesarios para mantener la adaptación del grupo y su supervivencia, sino también para la necesaria evolución individual y como grupo. No olvidemos que el desarrollo infantil tiene un objetivo: llegar a ser adulto. Convertirse lo más rápidamente posible en adolescente y adultos. Apropiarse en definitiva de los modos de conducta que conlleva la madurez biológica y social. Estos lugares juegan un papel fundamental en este proceso pues a través de las relaciones de iguales y los modelos a que se ven expuestos van desarrollando e interiorizando las características propias de los roles juveniles y adultos a través de un desarrollo -en general- unísono y acorde con sus necesidades evolutivas. Cuando estas relaciones entre iguales no se actualizan en el tiempo libre y, en su lugar los niños se ven expuestos reiteradamente a modelos de acción adultos, tratan de apropiarse de ellos aunque no cuenten con la madurez y desarrollo evolutivo adecuados (ya sea a través de la TV o la propia interacción con los mayores), que se convierten así en configuradores decisivos que favorecen la identificación con modelos inadecuados.
Analizar con qué frecuencia los niños juegan con otros niños, fuera de casa y el colegio, y cuándo en la propia casa, puede ayudarnos a identificar cuál es su participación y actividad real con iguales en lugares terciarios.
En primer lugar, se pone de manifiesto un dato: las pocas posibilidades de juego socializado que los niños tienen. Los mayores porcentajes se agrupan significativamente en la parte inferior de la escala alguna vez al mes. Sin duda lo más significativo es la escasez de juego socializado en los niños.


FRECUENCIA DE ACTIVIDADES LÚDICAS SEGÚN LUGAR DE UBICACIÓN

ACTIVIDADES

Jugar con los amigos
fuera de cas.
Merendar con los amigos
fuera de casa.
Jugar con los amigos
en casa
TODOS
LOS DÍAS

13,4

2,4

4,3
MAYORÍA
DE DÍAS

12,4

4,0

9,9
UNA VEZ
SEMANA

24,1

11,2

16,1
ALGUNA
VEZ MES

20,2

29,7

38,0
MENOS


29,8

52,7

31,6
FUENTE: Los valores de los niños españoles 1992. Fundación S.M.

Conocer en este contexto cuáles son sus preferencias reales, puede ayudarnos a conocer su grado de satisfacción y la adecuación o no del deseo a la realidad en que viven los niños.
Los datos son significativos y muestran la diferencia entre lo que prefieren y viven...

PREFERENCIAS DE DISTINTAS ACTIVIDADES

Salir con los amigos 82,3 %
Jugar con tus amigos 69,6 %
Ir a merendar 64,8 %
o Ver la tele 16,5 %
o Ver tu programa favorito 29,2 %
o Hacer deporte 33,3 %
FUENTE: Los valores de los niños españoles 1992. Fundación S.M.

En general la socialización de los niños se ve positivamente incrementada por las interacciones con sus amigos. Sin embargo, el poder de los iguales como agentes socializadores varía en la medida en que la orientación de la sociedad adulta estimule y posibilite o no a los niños la interacción con iguales, ya que, una vez establecidos los contactos, es incuestionable que los niños se influyen mutuamente.

BIBLIOGRAFÍA.

DOCUMENTACIÓN SOCIAL (1994) Los jóvenes, Monográfico de Documentación Social n95, Madrid.
ELZO, J. y OTROS (1994) Jóvenes españoles 1994, SM, Madrid.
ELZO, J. y OTROS (1999) Jóvenes españoles 1999, SM, Madrid.
PÉREZ ALONSO-GETA, P.M. y OTROS (1996) Valores y pautas de crianza familiar, SM, Madrid
PÉREZ ALONSO-GETA, P.M. y OTROS (1992) Los valores de los niños españoles 1992, SM, Madrid.

ESTRATIFICACION Y CLASES SOCIALES

Tema 4. ESTRATIFICACION Y CLASES SOCIALES

1. La estratificación social como dimensión de la estructura social
2. La estratificación social en las sociedades industriales: teorías de la estratificación
3. Clases sociales en España
4. Clases sociales, socialización y educación
5. Lo que se puede y debe hacer contra las desigualdades





1. LA ESTRATIFICACIÓN SOCIAL COMO DIMENSION DE LA ESTRUCTURA SOCIAL

1.1. Orden social y desigualdad

En todas las sociedades conocidas se presentan diferencias más o menos acusadas de riqueza material, poder y prestigio entre sus miembros. La desigualdad social es característica tanto de las sociedades simples como de las más complejas. Es cierto que el grado de desigualdad, o los criterios a partir de los cuales se estructura, se encuentran sometidos a una enorme diversidad social y cultural. Pero el hecho indudable es que la desigualdad social es un fenómeno universal, propio de todas las sociedades humanas.
La universalidad de la desigualdad, así como la variedad de las formas que adopta, son dos de los factores que probablemente más hayan contribuido a alimentar un flujo continuo de reflexión sobre el fenómeno.
En las sociedades preindustriales la desigualdad se consideraba, típicamente como un fenómeno natural, que en no pocos casos gozaba además del apoyo y la legitimación de las creencias religiosas: a menudo las jerarquías sociales no eran sino el reflejo terrenal de un orden mítico, transcendente y atemporal. Ese modo de representar la desigualdad correspondía a ordenaciones sociales muy rígidas, caracterizadas por una escasa permeabilidad.
Sin embargo, la disolución de las instituciones feudales y la emergencia de las sociedades industriales provocaron grandes movimientos de población que inevitablemente terminaron por acarrear relevantes cambios de condición social. Los movimientos masivos de las poblaciones industriales abrieron para muchos la posibilidad de experimentar el cambio de posición social.
A las rápidas transformaciones sociales y económicas que generó el capitalismo industrial le siguió la preocupación de la sociología por la desigualdad. En un mundo como el moderno en que la desigualdad no es un fenómeno natural ¿cómo pueden explicarse las desigualdades sociales que todos somos capaces de observar? ¿Son debidas a los diferentes méritos de los que ocupan posiciones distintas en la escala social? ¿O dependen de factores puramente aleatorios? ¿Reflejan las desigualdades diferencias de capacidad o formación? ¿O, por el contrario, son sólo la consecuencia de haber heredado de los padres una posición social ventajosa? El análisis de la estratificación social se ocupa de responder a ese tipo de preguntas.



1.2 Formas históricas de estratificación social

a)La esclavitud es una forma extrema de desigualdad, en la cual algunos de los individuos son poseídos por otros, literalmente, como su propiedad. Las condiciones legales de la posesión de esclavos han variado considerablemente entre las diferentes sociedades. Algunas veces los esclavos fueron privados de casi todos sus derechos por ley, como en el sur de los EEUU, mientras que en otros casos su posición fue más semejante a la de un sirviente.
Los esclavos fueron utilizados casi exclusivamente como trabajadores en las plantaciones o como servidores domésticos en los EEUU, Sudamérica y las Indias Occidentales, durante los siglos XVIII y XIX. En la Atenas clásica, por el contrario, se hallaban presentes en la mayoría de otros tipos de ocupación.
b)La casta se asocia sobre todo con las culturas del subcontinente indio. El término casta no es indio, viene del portugués casta, y significa raza o estirpe pura. Los varna, vocablo para describir el sistema de castas en su conjunto, consisten en cuatro categorías diferentes jerarquizadas según su honor social. Los miembros del varna más elevado, los brahmanes, representan la condición superior de pureza, lo intocables la más baja.
c)Los estamentos eran parte del feudalismo, pero también existieron en muchas otras civilizaciones tradicionales. Los estamentos feudales consistían en estratos con diferentes obligaciones y derechos, algunos de los cuales estaban establecidas por ley. En Europa, el estamento más elevado era el compuesto por la aristocracia y la nobleza. El clero formaba otro estado, con inferior status pero en posesión de varios privilegios distintivos. Aquellos que serían denominados tercer estado eran los plebeyos, siervos, campesinos libres, mercaderes y artesanos.
d)La expresión clase nos remite a un término latino –classis- que los censores romanos utilizaron para referirse a los distintos grupos contributivos en los que se dividía la población, de acuerdo a la cuantía de los impuestos que pagaban. Es decir, las classis eran grupos de referencia económica, en los que los individuos aparecían ordenados de acuerdo a su riqueza. Sin embargo el término clase ha adquirido unas connotaciones teóricas y políticas muy importantes en un proceso de desarrollo conceptual, en el que, la aportación marxista fue ciertamente uno de sus hitos fundamentales, dentro del contexto de la aparición del sistema capitalista.
De todos estos tipos de estratificaciones que se han presentado a lo largo de la historia, nos centraremos en la última que es la que más nos interesa por que es la que nos encontramos en la actualidad.

1.3 Estructuras de clases contemporáneas

Estructura piramidal (Sociedades industriales incipientes). Durante el s.XIX las clases sociales se dibujaban claramente del siguiente modo: por una parte, una amplia mayoría (el proletariado u obreros de cuello azul) y una pequeña minoría (la burguesía).
Estructura de diamante (Sociedades industriales maduras). Tras la segunda guerra mundial, y gracias al empuje del Estado de Bienestar (Welfare State) impulsó una ambiciosa política social pública por parte de los gobiernos de occidente. La consecuencia fue el auge de las clases medias, y una presencia cada vez más importante del sector servicios, y del proletariado u obreros de cuello blanco (administrativos, profesionales...).
Estructura dual (Sociedades tecnológicamente avanzadas). La crisis de 1973, el aumento del déficit público, y la quiebra del Estado de Bienestar en los años ochenta, han ido labrando el camino para la tercera figura, una sociedad cada vez más dualizada, donde existe una mayoría satisfecha, cada vez más acomodada y disfrutando de los beneficios del desarrollo social y económico, y una minoría numerosa excluida del bienestar. Los perfiles de los excluidos, que conforman esta infraclase, subclase o nuevos pobres serían los siguientes: parados de larga duración, madres jóvenes solteras carentes de vivienda y de ingresos, los refugiados, los emigrantes retornados, los trabajadores sumergidos, determinadas minorías étnicas, etc. Lo que los identifica a todos es la situación de extrema pobreza y la falta de perspectivas o de futuro que les hace prácticamente imposible salir de esta situación.

1.4. Concepto de clase social

Antes de presentar una definición, puede resultar útil seguir la estrategia de Giddens (1983:94-95) de distinguir las clases de las otras formas de estratificación. En primer lugar, las clases no son grupos cerrados, sino agregados difusos de individuos. Es decir, no se pertenece a una clase por nacer en el seno de una familia a la que las leyes sitúan en una determinada posición social. Ocurre más bien que los sistemas clasistas son muy fluidos y a menudo resulta difícil establecer claras fronteras entre una clase y otra.
En segundo lugar, las clases no son una característica adscrita de sus miembros, sino en muy buena medida adquirida. Esto significa que el nacimiento no siempre o no necesariamente determina la clase a la que pertenecerá un individuo; el sistema de estratificación basado en clases permite el cambio de clase social de individuos y grupos.
En tercer lugar, las clases sociales no incluyen, al menos como elementos sustantivos, los factores no económicos que están presentes en otras formas de estratificación.
En cuarto y último lugar, las clases sociales no implican los vínculos personalizados de lealtad u obediencia que son característicos de los otros sistemas de estratificación. Mientras la relación entre un amo y su esclavo o un señor y su siervo son relaciones personales, las relaciones entre miembros de clases diferentes se suelen dilucidar en el ámbito anónimo de los mercados o las grandes organizaciones. Por tanto, las clases se pueden entender como un conjunto de relaciones sociales impersonales a gran escala.
Una vez que sabemos lo que las clases no son, podemos sintetizar sus características básicas y proponer una definición. Las clases sociales son (1) grupos nominalmente abiertos, la pertenencia a ellas no se establece por ley o por costumbre; (2) las clases sociales son estratos muy permeables, que permiten la circulación entre ellos; (3) las clases son agregados sociales con un componente eminentemente económico y las diferencias económicas representan un papel decisivo en la configuración de las clases; y (4) la conexión entre los miembros de clases distintas adopta la forma de vínculos impersonales y anónimos, que a menudo son de tipo puramente contractual.
Podemos entonces definir las clases como grandes agrupamientos de personas que comparten los mismos recursos económicos, los cuales influyen poderosamente en su estilo de vida (Giddens, 1990:240). Las clases en las sociedades modernas son grupos desigualmente recompensados en lo que se refiere a riqueza, poder y prestigio que, sin embargo, no se basan en distinciones legales, sino que se constituyen más bien como conjuntos de ocupaciones. La ocupación o el tipo de empleo es el indicador más utilizado para determinar a qué clase se pertenece en sociedades como las modernas en las que la competencia por los recursos se desarrolla en el mercado capitalista. En resumen, las clases son los grupos socioeconómicos que estructuran la desigualdad en las sociedades industrializadas, que se basan en las ocupaciones y que se distinguen por sus diferentes niveles de riqueza.
Todos los autores vienen a coincidir en aplicar divisiones tripartitas a las modernas sociedades occidentales. Tales divisiones llevan a dibujar “mapas de clases” que distinguen tres estratos jerárquicamente dispuestos en la estructura social: la clase alta, constituida por aquellos que disfrutan de las mayores ventajas materiales; la clase media, heterogéneo conglomerado, integrado por los profesionales y los empleados de cuello blanco; y la clase obrera, compuesta por quienes realizan trabajos manuales y tienen poca o ninguna cualificación laboral.
Para muchos autores- en especial para los marxistas- las clases sociales son los principales grupos a partir de los cuales se estructura la desigualdad en las modernas sociedades capitalistas. Sin embargo, existen otras formas de desigualdad que son originalmente no económicas y que demuestran tener su propio peso en las modernas sociedades capitalistas occidentales. Entre ellas se deben incluir las desigualdades relacionadas con el género y la edad así como las que se derivan de pertenecer a grupos o minorías étnicas.

1.5.Indicadores de clase social

Los indicadores nos permiten darnos indicios sobre la variable que nos interese estudiar. Así, para describir a qué clase social pertenece una persona, podemos utilizar los siguientes indicadores:
a)Indicadores subjetivos son aquellos que dependen de la opinión de una persona, posicionándose en una escala de este tipo; por ejemplo: la respuesta puede realizarla el propio interesado o se puede dirigir, de manera indirecta, a alguien que los conozca (vecino, familiar, amigo...)
b)Indicadores objetivos son aquellos que no dependen de la opinión sino que son fruto de una realidad dada. El más importante es el nivel de ingresos o rentas, que normalmente se refiere a la cantidad de dinero que entra en la unidad familiar que estamos estudiando (renta familiar). Otros indicadores objetivos utilizados son el status socio-profesional y los gastos, aunque es posible añadir infinidad más, como por ejemplo: la calidad de la vivienda, el lugar de residencia, el coche...

1.6.La movilidad social

El término se refiere simplemente a los desplazamientos de individuos y grupos desde unas posiciones sociales a otras. Puesto que las posiciones sociales se hallan jerarquizadas, denominamos movilidad vertical a los movimientos ascendentes o descendentes en la jerarquía de un sistema de estratificación dado. Lógicamente, la movilidad es ascendente si el desplazamiento se dirige hacia posiciones sociales superiores a las del origen del movimiento; es descendente si la dirección del cambio conduce a posiciones inferiores a las de partida.
Junto a la movilidad vertical, se suele distinguir la movilidad horizontal, que alude a los desplazamientos territoriales o geográficos, es decir, a los cambios de ciudad, región o vecindario. En muchas ocasiones, ambos tipos de movilidad –vertical y horizontal – se producen de forma conjunta, pero esta coincidencia empírica no debe borrar la distinción analítica entre las dos formas. Las teorías de la estratificación se ocupan principalmente de la movilidad vertical y dado que los mejores indicadores de la posición social son las categorías ocupacionales, el estudio de la movilidad social se basa en muy amplia medida en la observación detallada de los cambios de situación laboral.
Ahora bien, al estudiar la movilidad podemos proceder de dos formas distintas. Podemos examinar, en primer lugar, los desplazamientos que se producen a lo largo de la vida de los individuos: estaremos entonces analizando la movilidad intrageneracional, la movilidad que experimentan los miembros de una misma generación a lo largo de su vida. Podemos también observar los cambios de posición social de los hijos en relación con sus padres, a lo que se denomina movilidad intergeneracional: en este caso, lo interesante es comprobar hasta qué punto los hijos comparten o no la misma posición social (las mismas categorías ocupacionales) que sus padres o abuelos.


2.LA ESTRATIFICACIÓN SOCIAL EN LAS SOCIEDADES INDUSTRIALES

El hecho de que no sea fácil proporcionar una definición clara, simple y unánimemente aceptada del término clase social revela la existencia de un debate teórico de singular profundidad en torno a esa categoría sociológica.

2.1.Esquemas teóricos clásicos: Marx y Weber

Para Marx, las clases son grupos económicos que se sitúan en idéntica relación con los medios de producción o, para ser más precisos, con la propiedad y el control de dichos medios. De este modo, las clases son grandes grupos de personas que comparten los medios con los que se ganan la vida para sobrevivir. En las sociedades capitalistas, las dos grandes clases son la burguesía y el proletariado.
Marx opina que las relaciones entre las clases sociales son necesariamente conflictivas porque son relaciones de explotación. En relaciones como las que vinculan a esclavos y amos, o a señores y siervos, la explotación es evidente. En el capitalismo la propiedad de los medios de producción es el instrumento del que se valen los empresarios para explotar al proletariado en el propio proceso de producción.
En esta visión las clases eran las principales fuerzas históricas. De hecho la historia de la humanidad no era otra cosa que la historia de la lucha de clases, como se afirma en El Manifiesto Comunista. Además, su concepción de la sociedad era marcadamente materialista: la estructura económica condiciona o incluso determina los procesos de la vida social, política y cultural.

Weber entiende que las clases son grupos de individuos que comparten las mismas oportunidades de vida, las cuales vienen, a su vez, determinadas por el mercado. Como vemos, la importancia que Marx atribuía a la producción reside para Weber en el intercambio mercantil. De manera que mientras Marx consideraba que eran las relaciones de producción las que separaban a unas clases de otras, Weber definía las clases en función del acceso diferencial a las recompensas que se obtienen en el mercado. Las clases son así un fenómeno con un claro componente económico. Pero ese elemento económico no se restringe a la propiedad de los medios de producción, sino que incluye también todos aquellos factores que permiten aumentar los beneficios derivados de las relaciones de mercado como, por ejemplo, la educación, los conocimientos técnicos y las cualificaciones.
Ahora bien, como en la sociedad real puede existir una variedad casi infinita de situaciones de mercado, Weber se vio forzado a presentar un esquema de clases simplificado que incluía cuatro grandes grupos sociales: (1) los trabajadores manuales o clase obrera; (2) la pequeña burguesía; (3) los técnicos, especialistas y administradores de bajo nivel; y finalmente, (4) los privilegiados gracias a la propiedad o a la educación. No es difícil advertir que tal esquema no difiere en exceso del marxista, aunque los factores que dan lugar a las diferentes clases sí son distintos en uno y otro enfoque.
Para Weber, las clases no son el único criterio de la desigualdad social. Si la aproximación marxista al estudio de la estratificación es unidimensional y se circunscribe a la esfera económica, el enfoque weberiano presenta al menos otras dos dimensiones básicas de la diferenciación social: el status y el poder. En primer lugar, el status se refiere al prestigio u honor (positivo o negativo) atribuido a determinados grupos y, en ocasiones, puede ser elemento fundamental en la atribución de recompensas materiales y, como tal, factor decisivo de las oportunidades vitales.
Aunque la posesión de riquezas suele relacionarse con el reconocimiento de un status elevado, debe quedar claro que las clases se definen por su índoles económica, mientras los grupos de status tienen que ver con estilos de vida peculiares y particulares pautas de consumo, al tiempo que comparten una marcada identidad de su posición social .
En segundo lugar, el poder, que se refiere a la capacidad de exigir obediencia ajena, puede operar también como un elemento decisivo de diferenciación social. El punto de vista de Weber es que el poder no se subordina exclusivamente a la explotación y que las diferencias de status o de poder no se explican necesariamente en función de las diferencias de clase, como han parecido pensar los marxistas.

2.2.Teorías recientes de la estratificación

Tras los dos autores clásicos, el siguiente hito que merece ser destacado en el desarrollo de las teorías de la estratificación es la perspectiva funcionalista. El funcionalismo sociológico aparece vinculado a la figura del sociólogo Parsons y se puede decir que, cuando menos en las universidades americanas, dominó la teoría sociológica en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Dos ideas constituyen el núcleo de la perspectiva funcionalista: (1) el orden social se fundamenta en un consenso básico respecto a los valores fundamentales que comparten los miembros de la sociedad; y (2) las instituciones cumplen funciones esenciales para la supervivencia del sistema social .
Las teorías funcionalistas de la estratificación sostienen que las desigualdades sociales proporcionan una estructura de incentivos en virtud de la cual los más capacitados ocupan las posiciones más importantes para la supervivencia del sistema, lo que redunda en beneficio de todos. A causa de las ventajas que reporta al sistema en su conjunto, existe un amplio consenso respecto a la importancia de las diferentes posiciones sociales y a sus correspondientes niveles de recompensa.
La sociedad aparece dividida en estratos que (1) se relacionan entre sí a través de la división funcional del trabajo; (2) aparecen ordenados en función del prestigio; y (3) en modo alguno tienen intereses antagónicos, puesto que todos ganan con la supervivencia del sistema. Así pues, las teorías funcionalistas de la estratificación se sitúan en las antípodas de la posición marxista, ignorando los elementos de conflicto entre las clases y acentuando la interdependencia y la complementariedad funcional de los distintos estratos.

2.3.El análisis de clase contemporáneo

No es exagerado decir que el debate contemporáneo sobre las clases se desarrolla, fundamentalmente, en el ámbito de los análisis empíricos de la estructura de clases. En la actualidad el uso más extendido del término clase alude a la división del conjunto de las ocupaciones en grandes grupos que presentan rasgos comunes. Las sociedades industriales avanzadas se caracterizan por continuo desarrollo de la división técnica del trabajo que genera una creciente diferenciación de ocupaciones. Y las ocupaciones han terminado por convertirse en los indicadores más importantes de los diferentes niveles de retribución material, autoridad y reconocimiento social de las sociedades contemporáneas.
El sociólogo británico Goldthorpe, representante neoweberiano del análisis de clase, construye su esquema de clases a partir de una clasificación de ocupaciones basada en una escala de deseabilidad general. La agrupación de las distintas ocupaciones incluye como componentes principales de la posición de clase las dimensiones de la situación de mercado – fuentes y niveles de ingresos, seguridad económica y oportunidades de mejora económica – y situación de trabajo – ejercicio o exclusión de la autoridad y control del proceso de trabajo -, y lo que denomina el status del empleo, en virtud del cual se pueden distinguir, dentro de una misma categoría ocupacional, los simples empleados de los trabajadores autónomos o de los capataces.
El trabajo de Goldthorpe conduce a distinguir siete categorías de ocupaciones o clases que suele presentar agrupadas en tres grandes clases: la clase de servicio, integrada por grandes propietarios y directivos de las empresas, profesionales, administrativos y funcionarios; las clases intermedias a las que pertenecen los empleados no manuales de la administración y el comercio, los pequeños propietarios y los técnicos de baja graduación y los supervisores de los trabajadores manuales; y las clases trabajadoras, que reúnen a los trabajadores manuales, tanto cualificados como semicualificados, y no cualificados.

3.CLASES SOCIALES EN ESPAÑA

3.1Clase social subjetiva en España

En las encuestas para detectar la clase social subjetiva se le presenta al entrevistado estas opciones para que se identifique con una de ellas: alta o acomodada, media alta, media, media baja y baja. Las expresiones media alta y media baja son un poco forzadas, pero no más remedio que presentarlas porque, si no, casi todos los entrevistados se sentirían de clase media y de poco serviría la clasificación. En la práctica lo que hacemos es utilizar un criterio tripartito (1) Alta y media alta; (2) media y (3) media baja y baja.
Siguiendo los resultados de los estudios realizados por A. De Miguel podemos concluir que:
a)En los últimos treinta años ha habido un descenso importante en el número de personas que se consideran de clase baja o media baja. (Ascenso social).
b)Ha aumentado significativamente aquellos que se declaran como de clase alta y media, sobre todo ésta última, lo que ha venido en llamarse una mesocracia o predominio de las clases medias.

3.2.Clase social según la renta

a)Desigualdades en la renta familia. La renta Familiar Disponible detecta el flujo de ingresos en un determinado período, obtenido por las familias, una vez deducidos los impuestos directos y cuotas satisfechas a la Seguridad Social, susceptibles de ser aplicados al consumo y/o ahorro.
Partiendo de los datos de la encuesta FOESSA’93, en la siguiente tabla podemos observar la relación existente en la distribución familiar de la renta por decilas. Podemos observar que el 10% de las familias (las más pobres) dispone del 3,69 de la renta (poco más de la tercera parte del total que le corresponde); y en el otro extremo, el 10% más rico dispone del 22,54% de la renta (más del doble de lo que le pertenece).

Distribución de la renta por decilas de hogares
Decilas % Acumulada
1º 3.69 3.69
2º 4.96 8.65
3º 5.58 14.23
4º 6.83 21.06
5º 8.30 29.36
6º 9.59 38.95
7º 10.75 49.70
8º 12.10 61.80
9º 15.66 77.46
10º 22.54 100.00

Fuente: Encuesta FOESSA’93

Examinando la relación entre familias, población e ingresos, se puede destacar el menor porcentaje de familias sobre el mayor porcentaje de población en los tramos de ingresos más bajos. Lo que implica un excesivo peso de una renta baja por hogar que debe soportar mayor población. Siendo la situación inversa en la mayor disponibilidad de renta por hogar con menor peso de población, en los tramos de ingresos medios y altos.

Niveles de renta en las familias y en la población
Ingresos medios Familias (%) Población (%)
Hasta 38000 17.37 21.22
De 38000 a 75000 42.83 42.83
De 75000 a 150000 30.55 28.77
De 150000 en adelante 9.25 7.04
Total 100% 100%
Fuente: Encuesta FOESSA’93

b) Desigualdades en la población. Considerando la relación entre familias, población y distribución de la renta, podemos establecer varios estratos socioeconómicos. Para ello vamos a utilizar como indicador los diversos niveles de renta con relación a los ingresos medios.



RELACION ENTRE POBLACIÓN Y RENTA:ESTRATIFICACIÓN SOCIAL EN ESPAÑA

ESTRATOS INGRESOS POBLACIÓN RENTA COEFICIENTE
POBREZA
Severa <18.895ptas
Moderada
<37.790 20.16
3.64

16.52 6.83
0.59

6.24 0.338
0.163

0.377
BAJOS
Bajos <57.000
Medios bajos
<75.000 44.03
25.83

18.20 33.12
16.18

15.94 0.729
0.626

0.876
MEDIOS
Medios<113.000
Medios alto
<150.000 ptas 28.77
20.43

8.34 40.00
25.37

14.63 1.390
1.242

1.754
ALTOS
Altos <227.000 ptas.
Muy altos
>227.000 ptas. 7.04
5.21

1.83 21.05
13.27

7.78 2.990
2.547

4.251

CLASES POPULARES: 64,19%
CLASES MEDIAS: 28,77%
CLASES ALTAS: 7,04% Fuente: Encuesta FOESSA’93


3.3.La pobreza en Almería

1)Niveles de pobreza y localización

Almería por encima de la media española en número de hogares pobres. La provincia de Almería tiene un índice de hogares en pobreza (el umbral de la pobreza es la mitad de la renta media nacional) superior a la media nacional pero no se sitúa en la actualidad en los primeros puestos del ranking provincial de mayor pobreza.

Más población pobre que familias pobres, en proporción. Es más elevado el porcentaje de población pobre sobre el total de población que el de familias pobres sobre el total de familias (34,47 y 27,5% respectivamente), dado el elevado número medio de personas en las familias pobres. Los mayores niveles de pobreza tienen un elevado número medio de personas en las familias.

Más población bajo el umbral de la pobreza en el interior de la provincia, pero los pobres más pobres (pobreza severa) están en la periferia de la capital. En la pobreza severa (menos de 20.000 ptas. por persona y mes) está el 4% del total de las familias (5760 familias), que acogen al 8% de la población. Hay que retener que cerca de 38000 personas viven en la provincia en pobreza severa. Este problema es proporcionalmente mucho más grave en la periferia suburbial de Almería, cuyos pobres tienen además un grado de pobreza medio más grave.

2)La población pobre de Almería, características:

Multiculturalidad. Una de cada cinco familias pobres o es familia gitana o pertenece a otras étnias, en cuyo caso, generalmente, la dimensión de las familias es mayor. Esto hace que el problema de Almería tenga connotaciones especiales.
Juvenilización. La población pobre es relativamente joven (media de edad en 30,2 años), y en todo caso más joven que la de la provincia. La mitad tiene menos de 25 años.
Analfabetismo como problema base. Bajísimo nivel cultural, y tasas muy altas de analfabetismos, que lo son mucho más entre los cabezas de familia.
El paro tan elevado. Más de la mitad está en paro. Si a esto se añade el subempleo, tenemos a tres cuartas partes de los activos desocupados.
Muchos enfermos. A pesar de la juventud relativa de esta población las tasas de enfermedad y minusvalía son muy altos, sobre todo entre los cabezas de familia.

4.CLASES SOCIALES, SOCIALIZACION Y EDUCACIÓN

4.1.Nivel de estudios y renta

La profunda asociación y jerarquización entre los ingresos y los diversos niveles de estudios muestra su cada vez mayor importancia en la estratificación social, de modo que actúan como uno de los condicionantes más decisivos de la propia desigualdad social.
a)Se observa una perfecta correlación positiva entre los ingresos medios de cada nivel de estudios y su puesto en una jerarquización de la titulación alcanzada.
b)También existe otra correlación positiva y significativa en los casos del nivel de estudios y tasa de actividad.
Las tasas de actividad varían desde los analfabetos y sin estudios hasta las de la población con estudios superiores en progresión ascendente. Una de cada diez personas analfabetas se pueden considerar población activa (ocupada o parada). En la población con estudios superiores se aproxima a la relación inversa, nueve de cada diez. Así pues, los analfabetos y sin estudios tienen cada vez menos opciones de empleo, y cada vez tienen más los que tienen un nivel superior de formación.
c) En el caso del paro la correlación no es tan clara. Lo esperable sería que los niveles de paro fueran mayores cuanto menor es el nivel educativo de los trabajadores. Pero sólo el estrato social con estudios superiores se diferencia de los demás claramente a su favor en las tasas de desempleo. De todas formas la tendencia es que el paro aumente en la población con niveles de estudios medios o bajos mientras que en los de estudios superiores la tendencia es a mantenerse o mejorar en tiempos de bonanza económica.
Queda claro que el nivel de estudios y la educación es un camino determinante para una posible promoción, no sólo intelectual sino también en el nivel de renta y empleo. Se convierte así la educación en un cauce para la movilidad social, para adquirir una clase social superior.

4.2. Escolarización y clase social
Como puede apreciarse en la tabla, la escolarización es inferior en preescolar en la clase obrera, y vuelve a serlo en este mismo grupo inmediatamente después de terminada la escolaridad obligatoria, destacando la disminución de escolarización en estos grupos entre los quince y los dieciséis años de edad. Lo que lleva a concluir que este grupo ha aportado los contingentes principales al grupo de jóvenes desescolarizados entre catorce y dieciséis.
A partir de los dieciséis años hay descenso en la escolarización en todas las clases, si bien con ritmos distintos. En el grupo obrero, el descenso más fuerte y rápido, la escolarización es inferior al 20% a partir de los veinte años, llegando a ser de sólo el 8,1% a los veinticuatro. Tanto si esto es causado por la necesidad de trabajar, como si se debe al ambiente familiar o a haber cursado en circunstancias más desfavorables los estudios anteriores (vivir en casa pequeña, bajo ambiente cultural en la familia, centro educativo con calidad menor, áreas rurales), el hecho es que los jóvenes pertenecientes a este grupo social se ven abocados a estudios cortos y están en desventaja para la enseñanza universitaria.


ESCOLARIZACIÓN POR EDAD Y CLASE
EDAD ALTA OBRERA
4-5 89.50 75.45
6-13 99.59 98.79
14-17 94.68 59.15
18-24 64.17 16.7
TOTAL 87.9 67.5

ELECCIÓN Y CLASE SOCIAL
OPCIONES ALTA OBRERA
F.P. 6.4 16.2
B.U.P 72.4 21.7
ESCUELA NIVERSITAR. 9.7 3.4
FACULTADES 32.5 4.1
E.T.S 4.8 0.4
FUENTE:CIDE (1992): Las desigualdades en educación en España.


La otra tabla confirma que el grupo de obreros se orienta hacia estudios cortos, al mostrar una presencia inferior en BUP (orientado hacia estudios superiores) y unos porcentajes mayores en FP. Estas tasas de escolarización dan lugar a un perfil más bien burgués del Bachillerato y claramente obrero de la FP. En efecto, si se analiza la población de quince años en ese año, se observa que los hijos de obreros representan el 51% de los jóvenes; pues bien, a esta edad sólo uno de cada tres adolescentes o jóvenes que estudian Bachillerato es hijo de obrero. En FP, en cambio, los estudiantes de este origen social constituyen el 61,5%. En el bachillerato domina la clase alta, así, aun cuando los hijos de los profesionales de nivel alto representan el 10% de la población de quince años, su presencia en las aulas de Bachillerato crece notablemente, alcanzando el 20%. En el nivel universitario confirma todo lo indicado hasta el momento.

4.3. Aprendizaje y clase social

Existe relación entre clase social y aprendizaje? Existen dos formas de medir el aprendizaje:
A) Notas o calificaciones. Es evidente que los profesores reflejan en las notas no solamente lo que los alumnos aprenden, sino también otras cosas, como lo bien que se portan, su motivación, etc. Frente a este inconveniente las notas presentan la ventaja de actuar realmente como el criterio de la selección escolar y del paso de los alumnos a niveles superiores.
B)Pruebas objetivas. Frente a las notas, las pruebas tienen la ventaja de no estar influidas por la subjetividad del profesor o por los criterios del centro, pero tienen el inconveniente de carecer de validez oficial y de no influir sobre la variable que en último término nos interesa: la continuación de los estudios.
Las conclusiones de estos estudios realizados mediante pruebas objetivas son:
a)Sólo existe relación significativa en el nivel de EGB o primaria.
b)La extracción social predice mejor el nivel de estudios más que el aprendizaje.

( Estas conclusiones se basan en el estudio realizado por Jiménez: “Condición socioeconómica...” en Revista Española, nº287, 1987.)

5.LO QUE SE PUEDE Y DEBE HACER CONTRA LAS DESIGUALDADES

5.1. Contra las causas

Si conocemos las causas de las desigualdades, podemos actuar para conseguir mayor igualdad. Toda acción social y educativa debe considerarse desde dos puntos de vista: el de la eficiencia y el de la moral. Aun cuando creamos conocer las causas de la desigualdad, tenemos que preguntarnos qué podemos hacer para disminuirla. Y, desde luego, siempre debemos preguntarnos también si debemos intentarlo y hasta qué punto. La investigación empírica puede arrojar mucha luz sobre la primera cuestión. También puede ayudar a discutir la segunda, si bien nunca puede darle respuesta.

PREGUNTA QUE SE PLANTEA CIENCIAS O DISCIPLINAS
Causas de las desigualdades? Sociología, Ciencias económicas...
Qué podemos hacer en la escuela? Pedagogía, Psicología, Didáctica...
Qué debemos hacer contra ellas? Etica, moral...

5.2. Contra la influencia directa de los factores económicos

Los recursos específicos de cada clase son los determinantes más importantes de la decisión de seguir estudiando o no. Para influir sobre ellos, hay que hacerlo a nivel del sistema educativo en su conjunto, no al nivel de centro o de aula:
a)Deben disminuirse los costes absolutos y relativos de estudiar. Más precisamente, bastaría lograr que el coste de oportunidad de estudiar fuera nulo para todas las clases, de tal modo que la decisión de seguir o no estudiando dependiera únicamente de los gustos y capacidades de los sujetos (gratuidad de la enseñanza, la planificación del mapa educativo y sistema de becas).
b)En el caso de las actitudes y valores ante la educación, lo primero que habría que hacer es determinar en qué medida tienen raíces económicas y en qué medida proceden de meras tradiciones culturales. Entre los altos propietarios y altas clases financieras la formación no tiene la misma valoración que entre los de clases sociales medias con una fuerte formación y alta valoración de la educación. Existe también entre determinados grupos y subculturas una valoración más positiva hacia el trabajo temprano que hacia el estudio como vía de ascenso social. La revalorización y demostración de que el estudio es una eficaz vía de movilidad social ascendente en la estructura social se hace más urgente en estas determinadas subculturas.

5.3.Contra las desigualdades en el aprendizaje

Contra las diferencias de aprendizaje, puede actuarse al nivel de sistema educativo, al nivel de organización escolar y al nivel de aula. Los tres niveles de actuación no son excluyentes, sino más bien complementarios. En todo caso, es claro que se condicionan unos a otros.
-Al nivel de aula, el profesor puede decidir sobre la distribución de los recursos docentes: puede dedicar más tiempo, más medios, más atención a los alumnos rápidos que a los alumnos lentos o viceversa. En todo caso, el profesor se encuentra siempre ante dilemas de ética profesional, pues dado que sus recursos son siempre limitados, puede tener la sensación de que desatiende a los unos al atender a los otros.
-Al nivel de los centros pueden organizarse los grupos de modo que fomente la igualdad o la desigualdad en los resultados de los alumnos. Los centros pueden rechazar a los peores alumnos o aceptarlos. Pueden dedicar más recursos a la recuperación de los alumnos retrasados o al progreso de los más adelantados. Las escuelas comprensivas, de integración y coeducativas-mixtas favorecen más la igualdad.
-Al nivel del sistema educativo en su conjunto, además de prescripciones sobre la organización de las escuelas, el instrumento político más importante es una distribución de los recursos que iguales las oportunidades de que los alumnos accedan a ellos. Esto incluye, en otras cosas, la generalización y el comienzo temprano de la enseñanza preescolar o infantil (hay buenas razones para pensar que lo que sucede a esta edad es muy importante para el futuro de los alumnos) y la educación de programas de educación compensatoria.

TIPOS DE JUSTICIA APLICACIÓN O REPARTO
JUSTICIA DISISTRIBUTIVA A TODOS POR IGUAL
JUSTICIA MERITOCRATICA O VALORATIVA MAS AL QUE MÁS SE LO MERECE
MENOS AL QUE MENOS
JUSTICIA DISCRIMINATIVA O COMPENSADORA MAS AL QUE MAS LO NECESITA
MENOS AL QUE MENOS LO NECESITA


5.4.Contra los efectos perversos: acción en individuos o colectivos

Hay una diferencia muy importante entre las políticas en el ámbito de sistema educativo y las políticas al nivel de aula y escuela, a saber, que mientras éstas pueden orientarse exclusivamente a los individuos, aquéllas afectan necesariamente a colectivos. Estos colectivos pueden definirse explícitamente (alumnos rurales, inmigrantes, etc...) o implícitamente, en la medida en que las políticas que afectan a los centros afectan a su clientela específica.
Es muy importante tener en cuenta la posibilidad de efectos perversos de la acción social. Se habla de efecto perverso cuando una acción consigue los efectos contrarios a los que se propone. La probabilidad de conseguir efectos perversos es mucho mayor en las acciones dirigidas a colectivos que en las dirigidas a los individuos.
En general, las políticas dirigidas a los individuos son más eficaces y menos problemáticas que las que se dirigen a colectivos. Pues no sólo evitan el riesgo de efectos perversos, sino que van directamente a los determinantes de la desigualdad.

5.5.Contra el pesimismo de la teoría de la reproducción

La ciencia empírica puede orientar sobre la eficacia de las distintas políticas de enseñanza y las diversas prácticas organizativas y didácticas. A veces también puede desorientar. Es el caso cuando de los estudios sociológicos sobre la desigualdad se saca la conclusión de que la escuela no puede hacer nada.
Las corrientes dominantes en sociología de la educación durante las dos décadas últimas han recibido el nombre genérico de teorías de la reproducción. Afirmaban que la escuela había de reproducir necesariamente las desigualdades de clase entre los alumnos porque ese papel reproductor de la escuela es funcional para la sociedad. Estas teorías de la reproducción (Bourdieu y Passeron, Bowles y Gintis, entre otros) dejaban las puertas cerradas a cualquier cambio social desde la escuela, cayendo en un pesimismo atroz del papel de los estudios. Las críticas que se les realizaron fueron las siguientes:
a)La escuela es un agente de movilidad social.
b)La correlación entre clase social y aprendizaje es cierta pero débil, mientras que los factores directos(aptitudes, recursos docentes, aspiraciones de los alumnos...) son mucho más importantes.
c)Hay que distinguir entre selección y reproducción que, por supuesto, no tiene porqué coincidir.



BIBLIOGRAFÍA

CARABAÑA, J (1993), Sistema de enseñanza y clases sociales, en GARCIA DE LEON, FUENTE, G. De la y ORTEGA, F.(eds.), Sociología de la Educación, Barcanova, Barcelona.

CONNELL,R.W.(1997), Escuelas y justicia social, Ediciones Morata, Madrid.

EDIS (1995), Las condiciones de vida de la población pobre de la provincia de Almería, Fundación Foessa, Madrid.

FEITO ALONSO, R.(1995), Estructura social contemporánea, S.XXI, Madrid.

GIDDENS, A (1979), La estructura de clases en las sociedades avanzadas, Alianza Editorial, Madrid.

GIDDENS, A. (1993), Sociología, Alianza Editorial, Madrid.

MIGUEL, A. DE (1996), La sociedad Española 1995-96, Editorial Complutense, Madrid.

FAMILIA, SOCIALIZACIÓN Y EDUCACIÓN

Tema 3. FAMILIA, SOCIALIZACIÓN Y EDUCACIÓN

1.- El concepto de institución y de familia
2.- Estilos de socialización familiar
3.- La relación familia-escuela





1.- EL CONCEPTO DE INSTITUCIÓN Y DE FAMILIA

1.1. Definición, tipos y características de las instituciones

1.1.1. Definición de institución

Como las demás especies animales, el ser humano está sujeto a una serie de necesidades que debe satisfacer como condición para su supervivencia. Sin alimentos o sin abrigo los seres humanos no podríamos subsistir. Como especie, necesitamos también reproducirnos. Pero a diferencia de las demás especies animales, los seres humanos atendemos estas necesidades de modo indirecto, es decir, mediante la cooperación con los demás, en el caso de una sociedad organizada.
En virtud del hecho de que estamos dotados del lenguaje articulado y de la capacidad de pensar en términos simbólicos y abstractos, podemos acumular y transmitir a los demás experiencias en relación con nuestra forma de resolver los problemas derivados de la satisfacción de estas necesidades. Esta es la función esencial de la cultura. Todas las sociedades poseen una herencia acumulada de conocimientos, valores y reglas de conducta que se transmiten de generación en generación, y que permiten desarrollar formas indirectas de cubrir las necesidades económicas y regular las relaciones sexuales y la procreación.
Al conjunto de pautas de comportamiento, recurrentes y estables, que tienen como finalidad específica satisfacer cada una de estas necesidades, se le denomina institución. Existen instituciones económicas, educativas, familiares, recreativas, políticas, religiosas, etc. En este sentido, una institución es un segmento de la cultura. La cooperación entre los individuos (y grupos) a que antes aludíamos, se encauza a través de los roles, que son las unidades básicas en una institución social. Una institución es un racimo coherente de roles y status que cristalizan en el desempeño de una función social relevante.
Obtenemos el siguiente cuadro donde se pone en relación los imperativos culturales con las respuestas en forma de institución, siguiendo, en parte, a Malinowski.

Cuadro 3.1. Imperativos funcionales y las respuestas institucionales
IMPERATIVOS FUNCIONALES RESPUESTA (Instituciones)
Producción de bienes de consumo Economía.
Prescripción de la convivencia. Control social.
Formación del material humano. Educación.
Definición de la autoridad y el poder. Organización política.
Reproducción y cuidado de los niños. Familia.

1.1.2. Tipos de instituciones

Algunos sociólogos distinguen entre instituciones primarias (o básicas) e instituciones secundarias (o subsidiarias):

a) Instituciones primarias. Son aquellas que cumplen funciones que se suponen esenciales para la supervivencia del individuo y del grupo como tal y que, por tanto, poseen un elevado grado de universalidad y fuerza vinculante para el individuo. Las instituciones económicas o familiares, son de este tipo.

b) Instituciones secundarias. Se refieren a instituciones parciales y menores que, o bien se refieren a funciones no esenciales, o bien se agrupan en torno a las instituciones básicas para desarrollarlas o complementarlas. No nos la tenemos que encontrar en todas las cultura, de ahí su gran variabilidad; ni tampoco tienen que estar todos los miembros de una determinada cultura participando de ella, es decir, carece de vinculación.

Cuadro 3.2. Instituciones primarias y secundarias.
INSTITUCIONES PRIMARIAS INSTITUCIONES SECUNDARIAS
Funciones sociales esenciales
(también llamadas básicas) Funciones sociales no esenciales
(también llamadas subsidiarias)
Alto grado de universalidad Alto grado de variabilidad
Muy vinculante para el individuo Poco vinculante para el individuo
Económicas, familiares... Policías, jueces, cárceles...

1.1.3. Características de las instituciones.

a) A pesar de su especialización funcional, las instituciones están interrelacionadas. El funcionamiento de la institución económica repercute en las instituciones políticas, y al revés. La sociedad es un sistema estructurado en el que sus distintos elementos están interconectados y son interdependientes.
b) En la medida en que establecen cauces anónimos de participación social, las instituciones son relativamente permanentes e indiferentes a las variaciones individuales. Los individuos se integran en el sistema social y se encuentran con las instituciones ya dadas. Esto permite simplificar el comportamiento social de la gente. Los modos de pensar y actuar han sido en gran manera regulados antes de que los individuos entren a formar parte de la sociedad. No tienen que descubrirlos o investigarlos por sí mismo. Su participación social se realiza mediante la aceptación de un conjunto de roles institucionalizados que él no inventa, sino que aprende en la socialización.
c) Las instituciones actúan como agentes de estabilidad social. Su permanencia garantiza la continuidad cultural a través del tiempo y aporta a los individuos la sensación de seguridad que se deriva de saber que su actuación se ajusta a los cauces socialmente aceptados. Las expectativas de él sobre los demás y de los demás sobre él, no dependen del azar, sino que están reguladas a priori.
d) Este carácter relativamente permanente y estable de las instituciones, se convierte a menudo en uno de los obstáculos más importantes para el cambio social. En sí mismas, las instituciones tienden a hacerse rígidas y a oponerse a los cambios. Uno de los capítulos más estimulantes de los estudios sociológicos consiste, precisamente, en el análisis de la dinámica del cambio institucional, sus relaciones con el cambio social total, y el papel de los individuos en el cambio institucional.

1.2. Definición, funciones y tipos de familias

1.2.1. Definición

¿Cómo podríamos definir la palabra familia?. Para un sociólogo, la familia es uno de los numerosos pequeños grupos cara a cara, que son denominados grupos primarios. Pero se distingue de todos los demás grupos primarios en dos características:
a) La familia concede un reconocimiento especial a la relación existente entre un varón y una o más mujeres, o entre una mujer y uno o más varones. Monogamia y poligamia (poliginia y poliandria).
b) La segunda característica peculiar de la familia es la importancia que se concede al parentesco en la forma de organizarla.

1.2.2. Funciones

Podemos resumir en dos las funciones de la familia: reproductiva (orden biológico) y productiva (orden social). El primer grupo abarca desde las relaciones sexuales y afectivas a la crianza y cuidado de los hijos; el segundo conjunto de funciones productiva comprende el reclutamiento y formación profesional más la producción de bienes de consumo.

Con relación a estas distintas funciones tendremos que apuntar una serie de comentarios:
a) Las funciones varían según la cultura, el tipo de familia e incluso entre cada familia.
b) La función de legitimación de las relaciones sexuales no va unida necesariamente con la procreación para algunas culturas (distinción entre padre social y padre biológico).
c) La función que ha ido perdiendo cada vez más importancia ha sido la productiva o económica sobre todo con el paso de una familia extensa a una nuclear dentro del contexto de una sociedad industrial donde la tarea económica ha salido del hogar a la empresa y la fábrica.
d) La función esencial y que más nos interesa aquí es la social o socializadora y en especial la del cuidado y crianza de los niños dentro del seno familiar. Aunque han aparecido otras instituciones que le han robado parte de este espacio a la familia (la escuela).

Cuadro 3.3. Las funciones de la familia.


1.2.3. Clasificación de los tipos de familias:

Podemos clasificar las familias según cuatro criterios, fundamentalmente:
a) Según el matrimonio nos encontraremos con enlaces monógamos o polígamos. La monogamia no es el tipo de matrimonio más frecuente en el mundo en su conjunto. En una comparación de 565 sociedades, G. Murdock encontró que la poligamia se permitía en más del 80 por 100 de ellas. La poligamia describe cualquier tipo de matrimonio que permite a un marido o mujer tener más de un esposo. Existen dos tipos de poligamia: la poliginia, en la que un hombre puede estar casado con más de una mujer al mismo tiempo, y la poliandria (mucho menos común, según Murdock 1 por 100), en la que una mujer puede tener dos o más maridos simultáneamente.
b) Según la residencia. Se puede distinguir entre los neolocales y cuando los recién casados viven en la misma vivienda de los padres de la novia o el novio. En el primer caso lo denominamos matrilocalidad, y en el segundo patrilocalidad.
c) Según el reparto de la autoridad entre los sexos. No se conoce ninguna sociedad en la que los maridos se hallen habitualmente bajo la autoridad de sus esposas o en la que los hombres estén habitualmente dominados por las mujeres. En función de la distribución de la autoridad, la gran mayoría de los sistemas familiares pueden clasificarse como patripotestales (o patriarcales) y equipotestales.
d) Según las pautas en el matrimonio (endogámico, exogámico). La endogamia se define como una norma que impone la elección de cónyuge dentro del grupo social que se pertenece, su opuesto es la exogamia
e) Según el sistema familiar. Son dos los sistemas familiares fundamentales: el nuclear y el extenso; el primero consta de dos generaciones (padres e hijos), mientras que el segundo sistema se define por constituirse por más de dos generaciones (abuelos, padres, hijos, nietos...) o por la presencia de relaciones de parentesco horizontales de segundo o más grado (primos, tíos, suegros, sobrinos, cuñados...)

Cuadro 3.4. La primera transición: Familia extensa y nuclear
FAMILIA EXTENSA FAMILIA NUCLEAR
GENERACIONES Tres o más (ver. u hor.) Dos (padres e hijos)
ETAPA HISTÓRICA Pre-industrial tradicional Industrial moderna
RASGOS Estabilidad
Rural y agraria
Solidaridad (intra-linaje) Movilidad (ver. y hor.)
Urbana e industrial.
Individualismo.
RESIDENCIA Patrilocal o matrilocal Neolocal
FUNCIONES Todas las funciones. Reducción de funciones.
LOS HIJOS Capital
(bien de inversión) Coste
(bien de consumo afectivo)

1.3. La familia española

1.3.1. El modelo de familia española

Recogiendo los cuatro criterios de clasificación de tipos de familias, se concluye fácilmente que el modelo de familia española sería monógama, neolocal, equipotestal, exogámico (aunque en el algunos grupos persiste la endogamia) y nuclear. Es, en rasgos generales, el modelo que impera en todos los países occidentales y de nuestro ámbito cultural; además, debido también a un proceso de homogeneización cultural, se podría afirmar que este modelo va ganando terreno en todo el mundo poco a poco, conforme otros países se incorporan al carro de la industrialización.
Pero nuestra cultura y sociedad sufre rápidas transformaciones que van incorporando nuevos elementos a la configuración de nuevos sistemas familiares y relaciones de parentesco.
Históricamente podemos distinguir dos revoluciones que han ido configurando la realidad y el modelo de la familia en la cultura occidental donde se ubica totalmente España.
a) Transición de la familia extensa a la nuclear. (Primera revolución o transición) Con la llegada de la revolución industrial, la sociedad moderna y compleja, las migraciones del campo a la ciudad..., la familia sufre su primera gran revolución de una familia adaptada a vivir en un hábitat rural donde la mano de obra en grandes cantidades era imprescindible, la tendencia fue aglutinar varias generaciones bajo el mismo techo. Esta primera revolución ha supuesto una reducción de las funciones sociales de la familia.
b) Transición de la familia nuclear a la convivencia de esta con otros nuevos sistemas familiares. (Segunda revolución o transición) Aunque el modelo familiar dominante es el nuclear algunos sociólogos anuncian su decadencia en el contexto de las sociedades postindustriales, en la cultura de la postmodernidad, de lo efímero y lo caduco. La desintegración de la familia nuclear lleva consigo la aparición de diferentes sistemas familiares (familias monoparentales, hogares reconstituidos...) que más adelante comentaremos. Además de la diversificación y aparición de nuevos sistemas familiares, la segunda revolución ha supuesto una reducción del tamaño de las familias, la inestabilidad matrimonial...

Cuadro 3.5. Evolución de las funciones de la familia en las dos grandes transiciones
Funciones Primera transición
Sociedad tradicional a Industrial Segunda transición
Soc. Industrial a Post-industrial
Procreación = - técnicas artificiales
Satisfacción sexual - -
Socialización - (por la escuela) - ( por la televisión)
Cooperación económica - -
Satisfacción afectiva + +

1.3.2. Nuevas realidades socio-demográficas que afectan a la familia española.

a) Incorporación de la mujer al mundo laboral. Uno de los factores más importantes que están determinando los cambios sociales en la familia española es la incorporación de la mujer al mundo laboral. Esta incorporación se manifiesta por una parte en el aumento de la población activa femenina a pesar de que aún se mantengan las diferencias con sus compañeros varones; por otra parte la alta tasa de paro de las mujeres que duplica a los hombres muestra las dificultades para alcanzar un lugar en el mercado del trabajo. Los siguientes datos están extraídos de la Encuesta de Población Activa a diciembre de cada año.

Cuadro 3.6. Tasa de actividad y de paro por sexo en los años 1989 y 1999
VARONES MUJERES
1989 1999 1989 1999
T. ACTIVIDAD 66,6 63,3 32,8 39,1
T. PARO 13,0 10,7 25,4 22,4

b) El papel de los hijos.
b.1. Descenso de la natalidad y la fecundidad. El número de nacimientos ha descendido bruscamente en España a partir de finales de los años 60. Prácticamente en los últimos 20 años se ha divido por dos el número de nacimientos.
Por otro lado, el Índice Sintético de Fecundidad o dicho de otro modo los hijos por mujer han caído en picado para llegar a ser de las fecundidades más baja de mundo (I.S.F. se calcula anualmente sumando las tasas de fecundidad, cociente entre nacidos de madres de cada edad y efectivos de mujeres a esa edad); en la actualidad la cifra se sitúa en 1,07 hijos por mujer (1999). Hay que recordar aquí, que la tasa reemplazo generacional es 2,1 hijos por mujer, y si se mantiene los índices actuales durante mucho más tiempo la consecuencia sería fundamentalmente un drástico envejecimiento de la población y a larga un descenso del número de habitantes.
La situación de España viene caracterizada por las dos siguientes circunstancias:
- La población española se encuentra entre las de más baja fecundidad y tasa de natalidad del mundo.
- El ritmo de caída puede considerarse alto con relación al registrado entre los países de la U.E, algunos de los cuales en la actualidad experimentan una recuperación de su fecundidad.

b.2. Aumento de hijos extramatrimoniales. Otro elemento que está cambiando con respecto a los hijos es el aumento de hijos fuera del matrimonio o natalidad extra marital. Mientras que a principios de siglo representaba el 3,63% de todos los nacimientos, en los años treinta llegó al 5,4, que alcanzó su proporción más elevada en 1945, con un total de 38.709 nacimientos extramatrimoniales (el 6,3% de todos los nacidos), y descendió hasta su nivel más bajo en 1971, con solamente 8.586 casos (el 1,3); sin embargo, a partir de esa fecha, comienza un incremento progresivo, y en los años de la última década ha superado los 30.000 nacidos de madre no casada. La evolución de hijos de mujeres no casadas y la distribución en porcentaje respecto del total de los nacimientos se presentan el siguiente gráfico.


Con ello se alcanza, teniendo en cuenta el número total de nacidos en una población con tasas cada vez más bajas de natalidad, un porcentaje importante de nacimientos en mujeres no casadas consecuencia, entre otras cosas, de la secularización de la sociedad española, la laicalización de la sexualidad y de las costumbres, la mayor independencia y libertad de la mujer y los cambios en los sistemas social y ético de valores.
Estos datos no dejan de ser bajos, a pesar del aumento de los últimos años, con respecto a los países europeos, un veinte por ciento en la media de la U.E., aproximadamente, un treinta por ciento en Gran Bretaña y el 50 por ciento en Suecia.

b.3. Retraso en traer hijos al mundo

La máxima fecundidad corresponde tradicionalmente, al grupo de madres entre 25 y 29 años. El segundo puesto ha correspondido entre 1981 y 1985 al grupo de 20 a 24 años, y, a partir del año 1986, a las madres de 30 a 34 años. La contribución a la fecundidad de los restantes grupos de mujeres (fuera del intervalo de 20 a 34 años) supone en torno al 20 por ciento.
Como consecuencia, la edad media a la maternidad experimenta una tendencia al alza pasando de 28,2 años en 1980 a 29 en el año 1991.

c) Cambio en el matrimonio y en el estado civil

c.1. Del matrimonio-institución al matrimonio-contrato. Los hijos no son ya una obligación, la vinculación económica también es pura elección (separación de bienes o bienes gananciales), el vínculo a la familia de los contrayentes no es imprescindible.
c.2. Los divorcios y separaciones tras tener su boom a principios de los años ochenta, con su legalización (1981), se mantiene en unas tasas bastante bajas, de cada diez matrimonios nuevos que se forman uno ha fracasado frente a los 1 de cada 2 de Estados Unidos.
c.3. Retraso en las primeras nupcias. En los últimos veinte años desde 1976 se ha producido una evolución ascendente en la edad de media de los cónyuges en las primeras nupcias. (De 26,7 años en hombres y 24,6 años en mujeres en 1976 a 28,9 hombres y 26,3 años en mujeres en 1996)
c.4. Aumento de las cohabitaciones o parejas de hecho. Ha habido un aumento significativo en los últimos años, (según encuesta CIRES 1995 2,1% mayores de 18 años viven en pareja) aunque es despreciable dentro de nuestro contexto europeo donde llega al 50%.

1.3.3. Nuevos sistemas familiares.

En una encuesta realizada por el CIRES (Centro de Investigaciones sobre la realidad social) en marzo de 1996 sobre "Ahorro, Familia y Vejez" se distinguen cinco tipos de estructuras familiares; a las que se le ha añadido una sexta categoría residual de otros tipos. Su distribución, según los hogares incluidos en la muestra ha sido la siguiente:

Cuadro 3.9. Tipos de estructuras familiares en España (1996)
Tipos de Estructuras % (> 18 años)
Familia unipersonal, hogares solitarios 6,2
Familia de núcleo estricto 15,4
Familia nuclear 63,9
Familia monoparental 10,2
Familia de tejido secundario 2,0
Otras esctructuras 2,3


a) En familias unipersonales se han incluido sólo aquellos entrevistados que viven absolutamente solos, sin ninguna compañía, pues parecía conveniente centrar la atención sobre este tipo de familias, por ser una modalidad que generalmente es la de una persona mayor (32% de los casos es mayor de 65 años). En 1970 vivían en familias unipersonales u hogares solitarios sólo el 1,91%, aumentando en 1980 al 2,90. Como vemos con la última encuesta del CIRES, este tipo de familias tiende a aumentar. Puesto que las perspectivas de futuro son que aumenten los hogares solitarios, por un lado, de personas mayores de 65 años, en su mayor parte mujeres viudas; y por otro, los de menos de 65 años, jóvenes de los dos sexos que se establecen por su cuenta antes de casarse, mujeres que renuncian al matrimonio o lo retrasan en aras de su promoción profesional, separados y divorciados de mediana edad constituyen un agregado social de contornos todavía difusos que en el ámbito periodístico se ha dado en llamar "los nuevos solteros".
b) Las familias de núcleo estricto se refieren a las constituidas por una pareja, casada o no, pero sin hijos ni otros familiares en el hogar. En este caso debemos hacer una subdivisión según si se trata de un matrimonio de recién casados que todavía no han tenido hijos, de una pareja que no desea tenerlos o es estéril o, por último, el caso más frecuente, de un matrimonio maduro cuyos hijos ya se han independizado y se han marchado de su casa (nido vacío).
c) Las familias nucleares están constituidas por parejas con hijos, y pueden incluir, o no, a los padres de cualquiera de los miembros de la pareja, y también a otras personas. La mayoría de las familias incluidas en esta categoría, no obstante, están constituidas sólo por la pareja y uno o más hijos. (Incluye esta encuesta dentro de la familia nuclear la extensa, tanto con otras personas o con varios núcleos. En el año 70 las personas que vivían en familias con más de un núcleo representaban un 9,43% para pasar en 1981 a tan solo un 5,88. Por otro lado, la familia nuclear que vive con otras personas pasó en las mismas fechas de representar un 19% a un 16% de las personas. Estos últimos son datos de los censos respectivos).
d) Las familias monoparentales son aquellas en que uno de los dos miembros de la pareja vive con hijos de la pareja, y pueden incluir, o no, a los padres del miembro de la pareja. Se trata, pues, de familias constituidas a partir de una pareja rota (por viudedad, separación o divorcio), uno de cuyos miembros sigue conviviendo con los hijos y, a veces, pero no necesariamente, con sus propios progenitores.
e) Las familias de tejido secundario, finalmente, son aquellas constituidas por parejas en que, al menos uno de los dos miembros, procede de una pareja previa que se ha roto, y que ha traído consigo, a la actual pareja, uno o más hijos de esa pareja previa. Las familias formadas en segundas nupcias crean un conglomerado de nuevas relaciones de parentesco (madrastra, padrastro, hijastro, hijastra, hermanastro, hermanastro...) cuyas consecuencias sociales dentro y fuera de la familia están por ver y estudiar.

1.3.4. ¿Crisis de la familia?

Los divulgadores sobre el capítulo de la familia suelen concluir con demasiada facilidad que la institución está en crisis. Lleva tanto tiempo precipitándose por la pendiente de la crisis, que se impone la conclusión de que la familia es una institución saludable o por lo menos resiste a las más duras pruebas.
La creencia común es que ahora "los chicos no quieren casarse". No es así del todo. Lo que se produce es un mayor abanico de opciones. La primera de ellas consiste en retrasar el matrimonio con papeles para antes por distintas situaciones, que podemos resumir en la idea de pareja. Algunos optan por seguir con esa forma a-legal, pero, cada vez más, socialmente reconocida. Aún optando por el matrimonio legal, cada vez son más las personas que eligen el matrimonio civil o de otra religión que no es la católica, si bien siguen siendo mayoría los que se casan por la Iglesia Católica, una proporción muy superior a la de los católicos practicantes de la edad correspondiente. El precipitado final se acomoda muy bien a lo que entendemos por una sociedad compleja, con más libertad de elección. La misma estrategia inicial de posponer la fecha de la primera boda significa no tanto que los jóvenes sean reacios al matrimonio como que optan antes por distintas fórmulas de vida, incluyendo los años de estudios, que cada vez se alargan más. Todos esos retrasos tienen que ver con las dificultades de acomodo laboral y con la noción de que la adolescencia dura más años.

2.- ESTILOS DE SOCIALIZACIÓN FAMILIAR

2.1. Estilos de socialización familiar o estilos educativos.

a) Parámetros

A la correspondencia entre las formas de interacción familiar, las pautas de socialización y el medio social de origen es lo que se ha dado en llamar estilos educativos.
Dos son las dimensiones principales que caracterizan las diferencias de los estilos de socialización familiar: el control de los hijos y el apoyo parental.
a) El primer parámetro se refiere al eje que discurre entre la permisividad y la coacción, la libertad de acción y la vigilancia.
b) El segundo parámetro, relativo al soporte emocional que los padres brindan a los hijos, se articula a lo largo de un continuum que va de la calidez a la hostilidad.

b) Estilos:

a) El estilo contractualista se distingue por la importancia que los padres dan a la autorregulación y a la autonomía del niño, así como por el énfasis puesto en los valores de la imaginación y la creatividad. Desde el punto de vista de las técnicas pedagógicas, ello significa una escasa insistencia en la obligación, el control o la coacción y un énfasis correlativo en la incitación, el estímulo o la motivación. Por último, este tipo de familias está abierta a las influencias del exterior, y los roles educativos de los padres están poco diferenciados.
b) El segundo estilo, que llaman autoritario, se sitúan en el polo opuesto del anterior por la gran importancia que concede a la obediencia y a la disciplina, al tiempo que implica una menor valoración de la autorregulación y de la sensibilidad del niño. Sus métodos pedagógicos apelan mucho más al control que a la motivación o a la relación. La distancia entre padres e hijos son considerables, los roles sexuales netamente separados y la reserva ante los agentes de socialización del exterior es bastantes significativa.

Cuadro 3.10 Parámetros y estilos de socialización familiar
PARÁMETROS (EJES) CONTROL DE LOS HIJOS
PERMISIVIDAD COACCIÓN
APOYO
PARENTAL CALIDEZ CONTRACTUALISTA MATERNALISTA
HOSTILIDAD AUTORITARIO

c) El tercer y último lugar, el estilo llamado maternalista o paternalista se caracteriza también por el acento puesto en la acomodación (obediencia y conformidad) más que en la autonomía o la autodisciplina, y sus técnicas de influencia se basan más en el control que en la motivación o la relación. Sin embargo, existe una gran proximidad entre padres e hijos, se organizan muchas actividades en común y la comunicación entre ellos es frecuente y relativamente íntima, aunque los papeles educativos de los padres tienen perfiles distintos y la apertura a las influencias del exterior es bastante limitada.

2.2. Actitudes y valores de la socialización: Opinión de los españoles/as.

La honradez, la buena educación, el sentido de responsabilidad y la tolerancia y respeto hacia los demás destacan de una lista de cualidades que se consideran más importantes para inculcar a los hijos y coinciden, además, con las que los padres trataron de inculcar al entrevistado. Todos estos valores tienen, además una evolución creciente muy destacada, especialmente la tolerancia y el sentido de responsabilidad.

Cuadro 3.11 Cualidades más importantes para inculcarlas a sus hijos
Honradez
Buena educación y modales
Sentido de responsabilidad
Tolerancia y respeto hacia los demás
Fe religiosa
Imaginación
Independencia 70%
65%
58%
53%
18%
15%
16%
Fuente: CIS (1994)

En cuanto a las actitudes que los padres pueden adoptar ante sus hijos predomina el diálogo como el mejor sistema para conseguir que los niños comprendan (85%), lo que no impide que un 65% considere que un azote a tiempo puede evitar mayores problemas, junto al 51% que cree que a los niños hay que enseñarles a obedecer desde pequeños, aunque sea con castigos.

Cuadro 3.12. Actitudes que los padres deben adoptar con los hijos
Más bien de acuerdo Más bien en desacuerdo NS/NC
* Un azote a tiempo evita mayores problemas
* A los niños hay que enseñarles a obedecer desde pequeños aunque sea con castigos
* Con castigos no se consigue nada con los niños
* El diálogo es el mejor sistema para conseguir que los niños comprendan 65%
51%

43%
85% 29%
40%

45%
8% 6%
9%

11%
7%
Fuente: CIS (1994)

A pesar de que, en general, se considera mucho más importante enseñar a los hijos a pensar por sí mismo que a ser obedientes, el grado de formación del entrevistado, asociado con la edad, introduce diferencias destacables entre estas opiniones. Quienes tiene escasos recursos cognitivos, y especialmente más de 44 años de edad, se inclinan en mayor medida por la enseñanza de la obediencia. Otra variable que discrimina este tipo de juicios es la de tener o no hijos. A pesar de predominar la importancia de transmitir a los hijos la idea de pensar por sí mismos, los que tienen hijos le otorgan mayor importancia a la enseñanza de la obediencia.

3. LA RELACIÓN FAMILIA-ESCUELA

3.1. Familiar y tutor

En la relación que puede establecerse entre estas dos Comunidades educativas, el profesor tutor es la pieza clave para conseguir que los padres se sientan más vinculados a la gestión escolar e implicados en la educación de los hijos, interacción que al ser captada por los niños, repercute favorablemente en su formación.
El documento Orientación y tutoría publicado por la Secretaría de Estado de Educación del MEC en 1993, apoyándose en el principio de interacción, enfoca la función tutorial hacia estos ámbitos: alumnos, profesorado, familia, comunidad. Al abordar la relación Familia-Escuela precisa que el profesor tutor debe asumir estas funciones:
a) Contribuir al establecimiento de relaciones fluidas con los padres y madres que faciliten la conexión entre el Centro y las familias.
b) Implicar a los padres en las actividades de apoyo al aprendizaje y orientación de sus hijos.
c) Informar a los padres de todos los aspectos que afecten a la educación de sus hijos.

Cuando un profesor asume la tutoría como función inseparable de su tarea docente, y se plantea implicar a la familia en el proceso educativo de sus hijos, se le ofrecen una amplia gama de posibilidades y técnicas para iniciar y consolidar con éxito esta tarea. Se pueden constatar cuatro niveles de implicación:
a) Implicación nula. El papel de los padres se reduce absolutamente a nada, ni se informan, ni participan, ni gestionan en ningún aspecto relativo al centro educativo.
b) Implicación presencial: El papel de los padres consiste en asistir a las reuniones, leer las cartas y tablones informativos, y en general responder a las iniciativas de demanda de visitas por parte del tutor, para intercambiar informes sobre la situación escolar del niño/a
c) Implicación participativa: El nivel de implicación de los padres es en este nivel más importante y supone la colaboración activa en fiestas, talleres, salidas y excursiones que organice el centro educativo.
d) Implicación co-responsable: Es mayor nivel implicación por parte de los padres, que toman decisiones y gestionan con el resto de la comunidad educativa las orientaciones y actividades de la escuela.

3.2. Familia y profesores

La fundación Encuentro llevó a cabo en 1996 sobre las relaciones entre familia y escuela concluyendo que ambos no terminan de encontrarse y esto se constata en las visiones mutuas que poseen los padres y profesores. Los profesores tienden a hacer responsables, y en ocasiones culpables, a los padres de todo o de casi todo lo que el alumno es y manifiesta, también cuando los resultados son positivos. Los padres, por su parte, tienden a responsabilizar a los profesores de la falta de éxito o del fracaso escolar de los hijos, con lo que se da la razón a la vieja queja del maestro: cuando el alumno tiene éxito se debe a su inteligencia y cuando fracasa se debe a que el maestro no es bueno.
Los profesores observan también que muchos padres están demasiado ocupados, sobreexigidos por la situación; trabajan los dos fuera de la casa tienen poco tiempo para dedicárselo a los hijos. Entienden que los niños son los grandes perdedores, porque se han producido unos cambios que han roto esquemas anteriores.
Los padres no tienen, en general una imagen negativa de los profesores. Las críticas suelen darse a partir de experiencias concretas, ligadas la mayoría de las veces a los suspensos o malas calificaciones de los hijos.
Los caminos recorridos en paralelo por padres y profesores se acercan y distancian según los casos:
- Son excepción los padres que acuden al profesor cuando el hijo va bien y no hay problemas
- Son auténtica minoría los padres implicados en la acción educativa del colegio.
- También son minoría, a juicio de todos los sectores afectados, los padres que colaboran realmente con el colegio en una acción común en relación de los niños adolescentes.
- Los padres que llevan a su hijos a colegios privados o concertados estiman que su acceso al profesor es más fácil. En cambio, son más exigentes.
- Los padres suponen que la escuela ha de impartir una educación global, en la que se incluyan todos los aspectos. Por su parte, los profesores entienden que aquélla debe ser sobre todo un espacio para la instrucción, para la enseñanza de saberes y habilidades, de contenidos, aunque sin perder la referencia a los valores.
- Existe una opinión extendida sobre la mejora de la enseñanza pública, pero, si los padres pueden acaban llevando a sus hijos a los centros privados.
3.3. Familia y sistema educativo

Estas han sido las respuestas de un estudio realizado por el Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo -patrocinado por la fundación Hogar del Empleado- en 1999 sobre distintos aspectos del sistema educativo dirigida a padres:
Confianza en el sistema educativo.- Si el sistema educativo español cotizara en Bolsa, se encontraría con el peor lastre que puede arrastrar un valor: la falta de confianza. El 35% de los padres no ve salida para sus hijos. Sólo uno de cada tres cree que la enseñanza actual se adapta a las necesidades del futuro. Mal asunto para semejante negociado.
El futuro del sistema.- Un 34,9% considera que la enseñanza actual no se adapta bien a lo que va a exigir el futuro. Sólo un 29,2% de los padres cree que sí lo hace. El porcentaje negativo aumenta si los padres encuestados son universitarios; en cuyo caso un 41,8% reniega de la adaptación de los contenidos de la enseñanza al mundo real.
LOGSE.- En general, y a pesar de la sensación anterior, se ven bien los cambios introducidos por la LOGSE en la enseñanza. Lo mejor: la mayor especialización del profesorado, que casi un 90% de los padres ve como correcta. Un alto porcentaje valora también que haya una atención más individualizada. La única mancha en este examen paterno a la LOGSE: sólo un porcentaje ligeramente superior a la mitad ve bien que se expida un único título al finalizar la ESO.
Interés por aprender.- Parece que a los padres no les convence la motivación de sus hijos por el aprendizaje. Un 42,3% de los progenitores encuestados cree que los alumnos actuales tienen poco interés por aprender, frente a un 30,8% que piensa lo contrario. El porcentaje que cree que a sus hijos no les interesa lo que les enseñan es mayor entre los padres universitarios: un 46,2%.
Ayer/hoy.- Más de la mitad de los preguntados (un 55,6%) cree que sus hijos están mejor preparados que lo que ellos lo estaban a su edad, frente a un 44,4% que difiere de esta idea.
Responsabilidad.- La mayoría de los padres lo tienen claro: la familia delega en la escuela, cada vez más, parte de sus responsabilidades educativas. Al menos, así lo estima el 41,5%, en contra del 36,5% que no lo piensa.
Preparación.- Siete de cada 10 padres están bastante o muy satisfechos con la preparación que obtienen los alumnos en la escuela. Más o menos, el mismo porcentaje está también contento con los valores que transmite el centro donde estudian sus hijos. ¿El punto negativo? Tan sólo un tercio de los padres encuestados está bastante o muy satisfecho con su participación en el centro escolar, aunque el resto se divide a partes iguales entre los que están algo satisfechos y los que no lo están en absoluto.
Cambios.- ¿Y qué aspectos creen los padres que deberían cambiarse para mejorar la educación de sus hijos? Mayoritariamente -un 68,3%-, piensan que se debería prestar más atención a los alumnos que tienen más dificultades. La preparación de los profesores de sus hijos preocupa también a los papás. Un 82,5% cree que debería cambiarse en algún grado, frente a sólo un 17,5% que estima que no debería haber modificaciones.
Presupuesto.- Pero si hay algo que todos quieren que cambie es, sin duda, el presupuesto dedicado a la educación. Un 92% de los padres cree que debería aumentarse. El 75,4% opina que se tendría que modificar mucho; un 16,6%, que algo; y un mínimo 7,9%, que se debería quedar como está. El porcentaje de los insatisfechos aumenta ligeramente entre los padres cuyos hijos estudian Secundaria.

BIBLIOGRAFÍA
LÓPEZ-BARAJAS ZAYAS, E. (1995), La familia en el tercer milenio, UNED, Madrid.
LAMO DE ESPINOSA, E. (1995), ¿Nuevas formas de familia?, en Claves de Razón Práctica, nº 50.
PICÓ, J. y SANCHIS, E. (1996), Sociología y Sociedad, Técnos, Madrid.
FLAQUER, Ll. (1993) La socialización en la familia: teorías, modelos e interacciones, en GARCÍA LEÓN, A.; DE LA FUENTE, G. y ORTEGA, F. (Eds.) Sociología de la Educación, Barcanova, Barcelona.