domingo, 16 de mayo de 2010

ESTRATIFICACION Y CLASES SOCIALES

Tema 4. ESTRATIFICACION Y CLASES SOCIALES

1. La estratificación social como dimensión de la estructura social
2. La estratificación social en las sociedades industriales: teorías de la estratificación
3. Clases sociales en España
4. Clases sociales, socialización y educación
5. Lo que se puede y debe hacer contra las desigualdades





1. LA ESTRATIFICACIÓN SOCIAL COMO DIMENSION DE LA ESTRUCTURA SOCIAL

1.1. Orden social y desigualdad

En todas las sociedades conocidas se presentan diferencias más o menos acusadas de riqueza material, poder y prestigio entre sus miembros. La desigualdad social es característica tanto de las sociedades simples como de las más complejas. Es cierto que el grado de desigualdad, o los criterios a partir de los cuales se estructura, se encuentran sometidos a una enorme diversidad social y cultural. Pero el hecho indudable es que la desigualdad social es un fenómeno universal, propio de todas las sociedades humanas.
La universalidad de la desigualdad, así como la variedad de las formas que adopta, son dos de los factores que probablemente más hayan contribuido a alimentar un flujo continuo de reflexión sobre el fenómeno.
En las sociedades preindustriales la desigualdad se consideraba, típicamente como un fenómeno natural, que en no pocos casos gozaba además del apoyo y la legitimación de las creencias religiosas: a menudo las jerarquías sociales no eran sino el reflejo terrenal de un orden mítico, transcendente y atemporal. Ese modo de representar la desigualdad correspondía a ordenaciones sociales muy rígidas, caracterizadas por una escasa permeabilidad.
Sin embargo, la disolución de las instituciones feudales y la emergencia de las sociedades industriales provocaron grandes movimientos de población que inevitablemente terminaron por acarrear relevantes cambios de condición social. Los movimientos masivos de las poblaciones industriales abrieron para muchos la posibilidad de experimentar el cambio de posición social.
A las rápidas transformaciones sociales y económicas que generó el capitalismo industrial le siguió la preocupación de la sociología por la desigualdad. En un mundo como el moderno en que la desigualdad no es un fenómeno natural ¿cómo pueden explicarse las desigualdades sociales que todos somos capaces de observar? ¿Son debidas a los diferentes méritos de los que ocupan posiciones distintas en la escala social? ¿O dependen de factores puramente aleatorios? ¿Reflejan las desigualdades diferencias de capacidad o formación? ¿O, por el contrario, son sólo la consecuencia de haber heredado de los padres una posición social ventajosa? El análisis de la estratificación social se ocupa de responder a ese tipo de preguntas.



1.2 Formas históricas de estratificación social

a)La esclavitud es una forma extrema de desigualdad, en la cual algunos de los individuos son poseídos por otros, literalmente, como su propiedad. Las condiciones legales de la posesión de esclavos han variado considerablemente entre las diferentes sociedades. Algunas veces los esclavos fueron privados de casi todos sus derechos por ley, como en el sur de los EEUU, mientras que en otros casos su posición fue más semejante a la de un sirviente.
Los esclavos fueron utilizados casi exclusivamente como trabajadores en las plantaciones o como servidores domésticos en los EEUU, Sudamérica y las Indias Occidentales, durante los siglos XVIII y XIX. En la Atenas clásica, por el contrario, se hallaban presentes en la mayoría de otros tipos de ocupación.
b)La casta se asocia sobre todo con las culturas del subcontinente indio. El término casta no es indio, viene del portugués casta, y significa raza o estirpe pura. Los varna, vocablo para describir el sistema de castas en su conjunto, consisten en cuatro categorías diferentes jerarquizadas según su honor social. Los miembros del varna más elevado, los brahmanes, representan la condición superior de pureza, lo intocables la más baja.
c)Los estamentos eran parte del feudalismo, pero también existieron en muchas otras civilizaciones tradicionales. Los estamentos feudales consistían en estratos con diferentes obligaciones y derechos, algunos de los cuales estaban establecidas por ley. En Europa, el estamento más elevado era el compuesto por la aristocracia y la nobleza. El clero formaba otro estado, con inferior status pero en posesión de varios privilegios distintivos. Aquellos que serían denominados tercer estado eran los plebeyos, siervos, campesinos libres, mercaderes y artesanos.
d)La expresión clase nos remite a un término latino –classis- que los censores romanos utilizaron para referirse a los distintos grupos contributivos en los que se dividía la población, de acuerdo a la cuantía de los impuestos que pagaban. Es decir, las classis eran grupos de referencia económica, en los que los individuos aparecían ordenados de acuerdo a su riqueza. Sin embargo el término clase ha adquirido unas connotaciones teóricas y políticas muy importantes en un proceso de desarrollo conceptual, en el que, la aportación marxista fue ciertamente uno de sus hitos fundamentales, dentro del contexto de la aparición del sistema capitalista.
De todos estos tipos de estratificaciones que se han presentado a lo largo de la historia, nos centraremos en la última que es la que más nos interesa por que es la que nos encontramos en la actualidad.

1.3 Estructuras de clases contemporáneas

Estructura piramidal (Sociedades industriales incipientes). Durante el s.XIX las clases sociales se dibujaban claramente del siguiente modo: por una parte, una amplia mayoría (el proletariado u obreros de cuello azul) y una pequeña minoría (la burguesía).
Estructura de diamante (Sociedades industriales maduras). Tras la segunda guerra mundial, y gracias al empuje del Estado de Bienestar (Welfare State) impulsó una ambiciosa política social pública por parte de los gobiernos de occidente. La consecuencia fue el auge de las clases medias, y una presencia cada vez más importante del sector servicios, y del proletariado u obreros de cuello blanco (administrativos, profesionales...).
Estructura dual (Sociedades tecnológicamente avanzadas). La crisis de 1973, el aumento del déficit público, y la quiebra del Estado de Bienestar en los años ochenta, han ido labrando el camino para la tercera figura, una sociedad cada vez más dualizada, donde existe una mayoría satisfecha, cada vez más acomodada y disfrutando de los beneficios del desarrollo social y económico, y una minoría numerosa excluida del bienestar. Los perfiles de los excluidos, que conforman esta infraclase, subclase o nuevos pobres serían los siguientes: parados de larga duración, madres jóvenes solteras carentes de vivienda y de ingresos, los refugiados, los emigrantes retornados, los trabajadores sumergidos, determinadas minorías étnicas, etc. Lo que los identifica a todos es la situación de extrema pobreza y la falta de perspectivas o de futuro que les hace prácticamente imposible salir de esta situación.

1.4. Concepto de clase social

Antes de presentar una definición, puede resultar útil seguir la estrategia de Giddens (1983:94-95) de distinguir las clases de las otras formas de estratificación. En primer lugar, las clases no son grupos cerrados, sino agregados difusos de individuos. Es decir, no se pertenece a una clase por nacer en el seno de una familia a la que las leyes sitúan en una determinada posición social. Ocurre más bien que los sistemas clasistas son muy fluidos y a menudo resulta difícil establecer claras fronteras entre una clase y otra.
En segundo lugar, las clases no son una característica adscrita de sus miembros, sino en muy buena medida adquirida. Esto significa que el nacimiento no siempre o no necesariamente determina la clase a la que pertenecerá un individuo; el sistema de estratificación basado en clases permite el cambio de clase social de individuos y grupos.
En tercer lugar, las clases sociales no incluyen, al menos como elementos sustantivos, los factores no económicos que están presentes en otras formas de estratificación.
En cuarto y último lugar, las clases sociales no implican los vínculos personalizados de lealtad u obediencia que son característicos de los otros sistemas de estratificación. Mientras la relación entre un amo y su esclavo o un señor y su siervo son relaciones personales, las relaciones entre miembros de clases diferentes se suelen dilucidar en el ámbito anónimo de los mercados o las grandes organizaciones. Por tanto, las clases se pueden entender como un conjunto de relaciones sociales impersonales a gran escala.
Una vez que sabemos lo que las clases no son, podemos sintetizar sus características básicas y proponer una definición. Las clases sociales son (1) grupos nominalmente abiertos, la pertenencia a ellas no se establece por ley o por costumbre; (2) las clases sociales son estratos muy permeables, que permiten la circulación entre ellos; (3) las clases son agregados sociales con un componente eminentemente económico y las diferencias económicas representan un papel decisivo en la configuración de las clases; y (4) la conexión entre los miembros de clases distintas adopta la forma de vínculos impersonales y anónimos, que a menudo son de tipo puramente contractual.
Podemos entonces definir las clases como grandes agrupamientos de personas que comparten los mismos recursos económicos, los cuales influyen poderosamente en su estilo de vida (Giddens, 1990:240). Las clases en las sociedades modernas son grupos desigualmente recompensados en lo que se refiere a riqueza, poder y prestigio que, sin embargo, no se basan en distinciones legales, sino que se constituyen más bien como conjuntos de ocupaciones. La ocupación o el tipo de empleo es el indicador más utilizado para determinar a qué clase se pertenece en sociedades como las modernas en las que la competencia por los recursos se desarrolla en el mercado capitalista. En resumen, las clases son los grupos socioeconómicos que estructuran la desigualdad en las sociedades industrializadas, que se basan en las ocupaciones y que se distinguen por sus diferentes niveles de riqueza.
Todos los autores vienen a coincidir en aplicar divisiones tripartitas a las modernas sociedades occidentales. Tales divisiones llevan a dibujar “mapas de clases” que distinguen tres estratos jerárquicamente dispuestos en la estructura social: la clase alta, constituida por aquellos que disfrutan de las mayores ventajas materiales; la clase media, heterogéneo conglomerado, integrado por los profesionales y los empleados de cuello blanco; y la clase obrera, compuesta por quienes realizan trabajos manuales y tienen poca o ninguna cualificación laboral.
Para muchos autores- en especial para los marxistas- las clases sociales son los principales grupos a partir de los cuales se estructura la desigualdad en las modernas sociedades capitalistas. Sin embargo, existen otras formas de desigualdad que son originalmente no económicas y que demuestran tener su propio peso en las modernas sociedades capitalistas occidentales. Entre ellas se deben incluir las desigualdades relacionadas con el género y la edad así como las que se derivan de pertenecer a grupos o minorías étnicas.

1.5.Indicadores de clase social

Los indicadores nos permiten darnos indicios sobre la variable que nos interese estudiar. Así, para describir a qué clase social pertenece una persona, podemos utilizar los siguientes indicadores:
a)Indicadores subjetivos son aquellos que dependen de la opinión de una persona, posicionándose en una escala de este tipo; por ejemplo: la respuesta puede realizarla el propio interesado o se puede dirigir, de manera indirecta, a alguien que los conozca (vecino, familiar, amigo...)
b)Indicadores objetivos son aquellos que no dependen de la opinión sino que son fruto de una realidad dada. El más importante es el nivel de ingresos o rentas, que normalmente se refiere a la cantidad de dinero que entra en la unidad familiar que estamos estudiando (renta familiar). Otros indicadores objetivos utilizados son el status socio-profesional y los gastos, aunque es posible añadir infinidad más, como por ejemplo: la calidad de la vivienda, el lugar de residencia, el coche...

1.6.La movilidad social

El término se refiere simplemente a los desplazamientos de individuos y grupos desde unas posiciones sociales a otras. Puesto que las posiciones sociales se hallan jerarquizadas, denominamos movilidad vertical a los movimientos ascendentes o descendentes en la jerarquía de un sistema de estratificación dado. Lógicamente, la movilidad es ascendente si el desplazamiento se dirige hacia posiciones sociales superiores a las del origen del movimiento; es descendente si la dirección del cambio conduce a posiciones inferiores a las de partida.
Junto a la movilidad vertical, se suele distinguir la movilidad horizontal, que alude a los desplazamientos territoriales o geográficos, es decir, a los cambios de ciudad, región o vecindario. En muchas ocasiones, ambos tipos de movilidad –vertical y horizontal – se producen de forma conjunta, pero esta coincidencia empírica no debe borrar la distinción analítica entre las dos formas. Las teorías de la estratificación se ocupan principalmente de la movilidad vertical y dado que los mejores indicadores de la posición social son las categorías ocupacionales, el estudio de la movilidad social se basa en muy amplia medida en la observación detallada de los cambios de situación laboral.
Ahora bien, al estudiar la movilidad podemos proceder de dos formas distintas. Podemos examinar, en primer lugar, los desplazamientos que se producen a lo largo de la vida de los individuos: estaremos entonces analizando la movilidad intrageneracional, la movilidad que experimentan los miembros de una misma generación a lo largo de su vida. Podemos también observar los cambios de posición social de los hijos en relación con sus padres, a lo que se denomina movilidad intergeneracional: en este caso, lo interesante es comprobar hasta qué punto los hijos comparten o no la misma posición social (las mismas categorías ocupacionales) que sus padres o abuelos.


2.LA ESTRATIFICACIÓN SOCIAL EN LAS SOCIEDADES INDUSTRIALES

El hecho de que no sea fácil proporcionar una definición clara, simple y unánimemente aceptada del término clase social revela la existencia de un debate teórico de singular profundidad en torno a esa categoría sociológica.

2.1.Esquemas teóricos clásicos: Marx y Weber

Para Marx, las clases son grupos económicos que se sitúan en idéntica relación con los medios de producción o, para ser más precisos, con la propiedad y el control de dichos medios. De este modo, las clases son grandes grupos de personas que comparten los medios con los que se ganan la vida para sobrevivir. En las sociedades capitalistas, las dos grandes clases son la burguesía y el proletariado.
Marx opina que las relaciones entre las clases sociales son necesariamente conflictivas porque son relaciones de explotación. En relaciones como las que vinculan a esclavos y amos, o a señores y siervos, la explotación es evidente. En el capitalismo la propiedad de los medios de producción es el instrumento del que se valen los empresarios para explotar al proletariado en el propio proceso de producción.
En esta visión las clases eran las principales fuerzas históricas. De hecho la historia de la humanidad no era otra cosa que la historia de la lucha de clases, como se afirma en El Manifiesto Comunista. Además, su concepción de la sociedad era marcadamente materialista: la estructura económica condiciona o incluso determina los procesos de la vida social, política y cultural.

Weber entiende que las clases son grupos de individuos que comparten las mismas oportunidades de vida, las cuales vienen, a su vez, determinadas por el mercado. Como vemos, la importancia que Marx atribuía a la producción reside para Weber en el intercambio mercantil. De manera que mientras Marx consideraba que eran las relaciones de producción las que separaban a unas clases de otras, Weber definía las clases en función del acceso diferencial a las recompensas que se obtienen en el mercado. Las clases son así un fenómeno con un claro componente económico. Pero ese elemento económico no se restringe a la propiedad de los medios de producción, sino que incluye también todos aquellos factores que permiten aumentar los beneficios derivados de las relaciones de mercado como, por ejemplo, la educación, los conocimientos técnicos y las cualificaciones.
Ahora bien, como en la sociedad real puede existir una variedad casi infinita de situaciones de mercado, Weber se vio forzado a presentar un esquema de clases simplificado que incluía cuatro grandes grupos sociales: (1) los trabajadores manuales o clase obrera; (2) la pequeña burguesía; (3) los técnicos, especialistas y administradores de bajo nivel; y finalmente, (4) los privilegiados gracias a la propiedad o a la educación. No es difícil advertir que tal esquema no difiere en exceso del marxista, aunque los factores que dan lugar a las diferentes clases sí son distintos en uno y otro enfoque.
Para Weber, las clases no son el único criterio de la desigualdad social. Si la aproximación marxista al estudio de la estratificación es unidimensional y se circunscribe a la esfera económica, el enfoque weberiano presenta al menos otras dos dimensiones básicas de la diferenciación social: el status y el poder. En primer lugar, el status se refiere al prestigio u honor (positivo o negativo) atribuido a determinados grupos y, en ocasiones, puede ser elemento fundamental en la atribución de recompensas materiales y, como tal, factor decisivo de las oportunidades vitales.
Aunque la posesión de riquezas suele relacionarse con el reconocimiento de un status elevado, debe quedar claro que las clases se definen por su índoles económica, mientras los grupos de status tienen que ver con estilos de vida peculiares y particulares pautas de consumo, al tiempo que comparten una marcada identidad de su posición social .
En segundo lugar, el poder, que se refiere a la capacidad de exigir obediencia ajena, puede operar también como un elemento decisivo de diferenciación social. El punto de vista de Weber es que el poder no se subordina exclusivamente a la explotación y que las diferencias de status o de poder no se explican necesariamente en función de las diferencias de clase, como han parecido pensar los marxistas.

2.2.Teorías recientes de la estratificación

Tras los dos autores clásicos, el siguiente hito que merece ser destacado en el desarrollo de las teorías de la estratificación es la perspectiva funcionalista. El funcionalismo sociológico aparece vinculado a la figura del sociólogo Parsons y se puede decir que, cuando menos en las universidades americanas, dominó la teoría sociológica en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Dos ideas constituyen el núcleo de la perspectiva funcionalista: (1) el orden social se fundamenta en un consenso básico respecto a los valores fundamentales que comparten los miembros de la sociedad; y (2) las instituciones cumplen funciones esenciales para la supervivencia del sistema social .
Las teorías funcionalistas de la estratificación sostienen que las desigualdades sociales proporcionan una estructura de incentivos en virtud de la cual los más capacitados ocupan las posiciones más importantes para la supervivencia del sistema, lo que redunda en beneficio de todos. A causa de las ventajas que reporta al sistema en su conjunto, existe un amplio consenso respecto a la importancia de las diferentes posiciones sociales y a sus correspondientes niveles de recompensa.
La sociedad aparece dividida en estratos que (1) se relacionan entre sí a través de la división funcional del trabajo; (2) aparecen ordenados en función del prestigio; y (3) en modo alguno tienen intereses antagónicos, puesto que todos ganan con la supervivencia del sistema. Así pues, las teorías funcionalistas de la estratificación se sitúan en las antípodas de la posición marxista, ignorando los elementos de conflicto entre las clases y acentuando la interdependencia y la complementariedad funcional de los distintos estratos.

2.3.El análisis de clase contemporáneo

No es exagerado decir que el debate contemporáneo sobre las clases se desarrolla, fundamentalmente, en el ámbito de los análisis empíricos de la estructura de clases. En la actualidad el uso más extendido del término clase alude a la división del conjunto de las ocupaciones en grandes grupos que presentan rasgos comunes. Las sociedades industriales avanzadas se caracterizan por continuo desarrollo de la división técnica del trabajo que genera una creciente diferenciación de ocupaciones. Y las ocupaciones han terminado por convertirse en los indicadores más importantes de los diferentes niveles de retribución material, autoridad y reconocimiento social de las sociedades contemporáneas.
El sociólogo británico Goldthorpe, representante neoweberiano del análisis de clase, construye su esquema de clases a partir de una clasificación de ocupaciones basada en una escala de deseabilidad general. La agrupación de las distintas ocupaciones incluye como componentes principales de la posición de clase las dimensiones de la situación de mercado – fuentes y niveles de ingresos, seguridad económica y oportunidades de mejora económica – y situación de trabajo – ejercicio o exclusión de la autoridad y control del proceso de trabajo -, y lo que denomina el status del empleo, en virtud del cual se pueden distinguir, dentro de una misma categoría ocupacional, los simples empleados de los trabajadores autónomos o de los capataces.
El trabajo de Goldthorpe conduce a distinguir siete categorías de ocupaciones o clases que suele presentar agrupadas en tres grandes clases: la clase de servicio, integrada por grandes propietarios y directivos de las empresas, profesionales, administrativos y funcionarios; las clases intermedias a las que pertenecen los empleados no manuales de la administración y el comercio, los pequeños propietarios y los técnicos de baja graduación y los supervisores de los trabajadores manuales; y las clases trabajadoras, que reúnen a los trabajadores manuales, tanto cualificados como semicualificados, y no cualificados.

3.CLASES SOCIALES EN ESPAÑA

3.1Clase social subjetiva en España

En las encuestas para detectar la clase social subjetiva se le presenta al entrevistado estas opciones para que se identifique con una de ellas: alta o acomodada, media alta, media, media baja y baja. Las expresiones media alta y media baja son un poco forzadas, pero no más remedio que presentarlas porque, si no, casi todos los entrevistados se sentirían de clase media y de poco serviría la clasificación. En la práctica lo que hacemos es utilizar un criterio tripartito (1) Alta y media alta; (2) media y (3) media baja y baja.
Siguiendo los resultados de los estudios realizados por A. De Miguel podemos concluir que:
a)En los últimos treinta años ha habido un descenso importante en el número de personas que se consideran de clase baja o media baja. (Ascenso social).
b)Ha aumentado significativamente aquellos que se declaran como de clase alta y media, sobre todo ésta última, lo que ha venido en llamarse una mesocracia o predominio de las clases medias.

3.2.Clase social según la renta

a)Desigualdades en la renta familia. La renta Familiar Disponible detecta el flujo de ingresos en un determinado período, obtenido por las familias, una vez deducidos los impuestos directos y cuotas satisfechas a la Seguridad Social, susceptibles de ser aplicados al consumo y/o ahorro.
Partiendo de los datos de la encuesta FOESSA’93, en la siguiente tabla podemos observar la relación existente en la distribución familiar de la renta por decilas. Podemos observar que el 10% de las familias (las más pobres) dispone del 3,69 de la renta (poco más de la tercera parte del total que le corresponde); y en el otro extremo, el 10% más rico dispone del 22,54% de la renta (más del doble de lo que le pertenece).

Distribución de la renta por decilas de hogares
Decilas % Acumulada
1º 3.69 3.69
2º 4.96 8.65
3º 5.58 14.23
4º 6.83 21.06
5º 8.30 29.36
6º 9.59 38.95
7º 10.75 49.70
8º 12.10 61.80
9º 15.66 77.46
10º 22.54 100.00

Fuente: Encuesta FOESSA’93

Examinando la relación entre familias, población e ingresos, se puede destacar el menor porcentaje de familias sobre el mayor porcentaje de población en los tramos de ingresos más bajos. Lo que implica un excesivo peso de una renta baja por hogar que debe soportar mayor población. Siendo la situación inversa en la mayor disponibilidad de renta por hogar con menor peso de población, en los tramos de ingresos medios y altos.

Niveles de renta en las familias y en la población
Ingresos medios Familias (%) Población (%)
Hasta 38000 17.37 21.22
De 38000 a 75000 42.83 42.83
De 75000 a 150000 30.55 28.77
De 150000 en adelante 9.25 7.04
Total 100% 100%
Fuente: Encuesta FOESSA’93

b) Desigualdades en la población. Considerando la relación entre familias, población y distribución de la renta, podemos establecer varios estratos socioeconómicos. Para ello vamos a utilizar como indicador los diversos niveles de renta con relación a los ingresos medios.



RELACION ENTRE POBLACIÓN Y RENTA:ESTRATIFICACIÓN SOCIAL EN ESPAÑA

ESTRATOS INGRESOS POBLACIÓN RENTA COEFICIENTE
POBREZA
Severa <18.895ptas
Moderada
<37.790 20.16
3.64

16.52 6.83
0.59

6.24 0.338
0.163

0.377
BAJOS
Bajos <57.000
Medios bajos
<75.000 44.03
25.83

18.20 33.12
16.18

15.94 0.729
0.626

0.876
MEDIOS
Medios<113.000
Medios alto
<150.000 ptas 28.77
20.43

8.34 40.00
25.37

14.63 1.390
1.242

1.754
ALTOS
Altos <227.000 ptas.
Muy altos
>227.000 ptas. 7.04
5.21

1.83 21.05
13.27

7.78 2.990
2.547

4.251

CLASES POPULARES: 64,19%
CLASES MEDIAS: 28,77%
CLASES ALTAS: 7,04% Fuente: Encuesta FOESSA’93


3.3.La pobreza en Almería

1)Niveles de pobreza y localización

Almería por encima de la media española en número de hogares pobres. La provincia de Almería tiene un índice de hogares en pobreza (el umbral de la pobreza es la mitad de la renta media nacional) superior a la media nacional pero no se sitúa en la actualidad en los primeros puestos del ranking provincial de mayor pobreza.

Más población pobre que familias pobres, en proporción. Es más elevado el porcentaje de población pobre sobre el total de población que el de familias pobres sobre el total de familias (34,47 y 27,5% respectivamente), dado el elevado número medio de personas en las familias pobres. Los mayores niveles de pobreza tienen un elevado número medio de personas en las familias.

Más población bajo el umbral de la pobreza en el interior de la provincia, pero los pobres más pobres (pobreza severa) están en la periferia de la capital. En la pobreza severa (menos de 20.000 ptas. por persona y mes) está el 4% del total de las familias (5760 familias), que acogen al 8% de la población. Hay que retener que cerca de 38000 personas viven en la provincia en pobreza severa. Este problema es proporcionalmente mucho más grave en la periferia suburbial de Almería, cuyos pobres tienen además un grado de pobreza medio más grave.

2)La población pobre de Almería, características:

Multiculturalidad. Una de cada cinco familias pobres o es familia gitana o pertenece a otras étnias, en cuyo caso, generalmente, la dimensión de las familias es mayor. Esto hace que el problema de Almería tenga connotaciones especiales.
Juvenilización. La población pobre es relativamente joven (media de edad en 30,2 años), y en todo caso más joven que la de la provincia. La mitad tiene menos de 25 años.
Analfabetismo como problema base. Bajísimo nivel cultural, y tasas muy altas de analfabetismos, que lo son mucho más entre los cabezas de familia.
El paro tan elevado. Más de la mitad está en paro. Si a esto se añade el subempleo, tenemos a tres cuartas partes de los activos desocupados.
Muchos enfermos. A pesar de la juventud relativa de esta población las tasas de enfermedad y minusvalía son muy altos, sobre todo entre los cabezas de familia.

4.CLASES SOCIALES, SOCIALIZACION Y EDUCACIÓN

4.1.Nivel de estudios y renta

La profunda asociación y jerarquización entre los ingresos y los diversos niveles de estudios muestra su cada vez mayor importancia en la estratificación social, de modo que actúan como uno de los condicionantes más decisivos de la propia desigualdad social.
a)Se observa una perfecta correlación positiva entre los ingresos medios de cada nivel de estudios y su puesto en una jerarquización de la titulación alcanzada.
b)También existe otra correlación positiva y significativa en los casos del nivel de estudios y tasa de actividad.
Las tasas de actividad varían desde los analfabetos y sin estudios hasta las de la población con estudios superiores en progresión ascendente. Una de cada diez personas analfabetas se pueden considerar población activa (ocupada o parada). En la población con estudios superiores se aproxima a la relación inversa, nueve de cada diez. Así pues, los analfabetos y sin estudios tienen cada vez menos opciones de empleo, y cada vez tienen más los que tienen un nivel superior de formación.
c) En el caso del paro la correlación no es tan clara. Lo esperable sería que los niveles de paro fueran mayores cuanto menor es el nivel educativo de los trabajadores. Pero sólo el estrato social con estudios superiores se diferencia de los demás claramente a su favor en las tasas de desempleo. De todas formas la tendencia es que el paro aumente en la población con niveles de estudios medios o bajos mientras que en los de estudios superiores la tendencia es a mantenerse o mejorar en tiempos de bonanza económica.
Queda claro que el nivel de estudios y la educación es un camino determinante para una posible promoción, no sólo intelectual sino también en el nivel de renta y empleo. Se convierte así la educación en un cauce para la movilidad social, para adquirir una clase social superior.

4.2. Escolarización y clase social
Como puede apreciarse en la tabla, la escolarización es inferior en preescolar en la clase obrera, y vuelve a serlo en este mismo grupo inmediatamente después de terminada la escolaridad obligatoria, destacando la disminución de escolarización en estos grupos entre los quince y los dieciséis años de edad. Lo que lleva a concluir que este grupo ha aportado los contingentes principales al grupo de jóvenes desescolarizados entre catorce y dieciséis.
A partir de los dieciséis años hay descenso en la escolarización en todas las clases, si bien con ritmos distintos. En el grupo obrero, el descenso más fuerte y rápido, la escolarización es inferior al 20% a partir de los veinte años, llegando a ser de sólo el 8,1% a los veinticuatro. Tanto si esto es causado por la necesidad de trabajar, como si se debe al ambiente familiar o a haber cursado en circunstancias más desfavorables los estudios anteriores (vivir en casa pequeña, bajo ambiente cultural en la familia, centro educativo con calidad menor, áreas rurales), el hecho es que los jóvenes pertenecientes a este grupo social se ven abocados a estudios cortos y están en desventaja para la enseñanza universitaria.


ESCOLARIZACIÓN POR EDAD Y CLASE
EDAD ALTA OBRERA
4-5 89.50 75.45
6-13 99.59 98.79
14-17 94.68 59.15
18-24 64.17 16.7
TOTAL 87.9 67.5

ELECCIÓN Y CLASE SOCIAL
OPCIONES ALTA OBRERA
F.P. 6.4 16.2
B.U.P 72.4 21.7
ESCUELA NIVERSITAR. 9.7 3.4
FACULTADES 32.5 4.1
E.T.S 4.8 0.4
FUENTE:CIDE (1992): Las desigualdades en educación en España.


La otra tabla confirma que el grupo de obreros se orienta hacia estudios cortos, al mostrar una presencia inferior en BUP (orientado hacia estudios superiores) y unos porcentajes mayores en FP. Estas tasas de escolarización dan lugar a un perfil más bien burgués del Bachillerato y claramente obrero de la FP. En efecto, si se analiza la población de quince años en ese año, se observa que los hijos de obreros representan el 51% de los jóvenes; pues bien, a esta edad sólo uno de cada tres adolescentes o jóvenes que estudian Bachillerato es hijo de obrero. En FP, en cambio, los estudiantes de este origen social constituyen el 61,5%. En el bachillerato domina la clase alta, así, aun cuando los hijos de los profesionales de nivel alto representan el 10% de la población de quince años, su presencia en las aulas de Bachillerato crece notablemente, alcanzando el 20%. En el nivel universitario confirma todo lo indicado hasta el momento.

4.3. Aprendizaje y clase social

Existe relación entre clase social y aprendizaje? Existen dos formas de medir el aprendizaje:
A) Notas o calificaciones. Es evidente que los profesores reflejan en las notas no solamente lo que los alumnos aprenden, sino también otras cosas, como lo bien que se portan, su motivación, etc. Frente a este inconveniente las notas presentan la ventaja de actuar realmente como el criterio de la selección escolar y del paso de los alumnos a niveles superiores.
B)Pruebas objetivas. Frente a las notas, las pruebas tienen la ventaja de no estar influidas por la subjetividad del profesor o por los criterios del centro, pero tienen el inconveniente de carecer de validez oficial y de no influir sobre la variable que en último término nos interesa: la continuación de los estudios.
Las conclusiones de estos estudios realizados mediante pruebas objetivas son:
a)Sólo existe relación significativa en el nivel de EGB o primaria.
b)La extracción social predice mejor el nivel de estudios más que el aprendizaje.

( Estas conclusiones se basan en el estudio realizado por Jiménez: “Condición socioeconómica...” en Revista Española, nº287, 1987.)

5.LO QUE SE PUEDE Y DEBE HACER CONTRA LAS DESIGUALDADES

5.1. Contra las causas

Si conocemos las causas de las desigualdades, podemos actuar para conseguir mayor igualdad. Toda acción social y educativa debe considerarse desde dos puntos de vista: el de la eficiencia y el de la moral. Aun cuando creamos conocer las causas de la desigualdad, tenemos que preguntarnos qué podemos hacer para disminuirla. Y, desde luego, siempre debemos preguntarnos también si debemos intentarlo y hasta qué punto. La investigación empírica puede arrojar mucha luz sobre la primera cuestión. También puede ayudar a discutir la segunda, si bien nunca puede darle respuesta.

PREGUNTA QUE SE PLANTEA CIENCIAS O DISCIPLINAS
Causas de las desigualdades? Sociología, Ciencias económicas...
Qué podemos hacer en la escuela? Pedagogía, Psicología, Didáctica...
Qué debemos hacer contra ellas? Etica, moral...

5.2. Contra la influencia directa de los factores económicos

Los recursos específicos de cada clase son los determinantes más importantes de la decisión de seguir estudiando o no. Para influir sobre ellos, hay que hacerlo a nivel del sistema educativo en su conjunto, no al nivel de centro o de aula:
a)Deben disminuirse los costes absolutos y relativos de estudiar. Más precisamente, bastaría lograr que el coste de oportunidad de estudiar fuera nulo para todas las clases, de tal modo que la decisión de seguir o no estudiando dependiera únicamente de los gustos y capacidades de los sujetos (gratuidad de la enseñanza, la planificación del mapa educativo y sistema de becas).
b)En el caso de las actitudes y valores ante la educación, lo primero que habría que hacer es determinar en qué medida tienen raíces económicas y en qué medida proceden de meras tradiciones culturales. Entre los altos propietarios y altas clases financieras la formación no tiene la misma valoración que entre los de clases sociales medias con una fuerte formación y alta valoración de la educación. Existe también entre determinados grupos y subculturas una valoración más positiva hacia el trabajo temprano que hacia el estudio como vía de ascenso social. La revalorización y demostración de que el estudio es una eficaz vía de movilidad social ascendente en la estructura social se hace más urgente en estas determinadas subculturas.

5.3.Contra las desigualdades en el aprendizaje

Contra las diferencias de aprendizaje, puede actuarse al nivel de sistema educativo, al nivel de organización escolar y al nivel de aula. Los tres niveles de actuación no son excluyentes, sino más bien complementarios. En todo caso, es claro que se condicionan unos a otros.
-Al nivel de aula, el profesor puede decidir sobre la distribución de los recursos docentes: puede dedicar más tiempo, más medios, más atención a los alumnos rápidos que a los alumnos lentos o viceversa. En todo caso, el profesor se encuentra siempre ante dilemas de ética profesional, pues dado que sus recursos son siempre limitados, puede tener la sensación de que desatiende a los unos al atender a los otros.
-Al nivel de los centros pueden organizarse los grupos de modo que fomente la igualdad o la desigualdad en los resultados de los alumnos. Los centros pueden rechazar a los peores alumnos o aceptarlos. Pueden dedicar más recursos a la recuperación de los alumnos retrasados o al progreso de los más adelantados. Las escuelas comprensivas, de integración y coeducativas-mixtas favorecen más la igualdad.
-Al nivel del sistema educativo en su conjunto, además de prescripciones sobre la organización de las escuelas, el instrumento político más importante es una distribución de los recursos que iguales las oportunidades de que los alumnos accedan a ellos. Esto incluye, en otras cosas, la generalización y el comienzo temprano de la enseñanza preescolar o infantil (hay buenas razones para pensar que lo que sucede a esta edad es muy importante para el futuro de los alumnos) y la educación de programas de educación compensatoria.

TIPOS DE JUSTICIA APLICACIÓN O REPARTO
JUSTICIA DISISTRIBUTIVA A TODOS POR IGUAL
JUSTICIA MERITOCRATICA O VALORATIVA MAS AL QUE MÁS SE LO MERECE
MENOS AL QUE MENOS
JUSTICIA DISCRIMINATIVA O COMPENSADORA MAS AL QUE MAS LO NECESITA
MENOS AL QUE MENOS LO NECESITA


5.4.Contra los efectos perversos: acción en individuos o colectivos

Hay una diferencia muy importante entre las políticas en el ámbito de sistema educativo y las políticas al nivel de aula y escuela, a saber, que mientras éstas pueden orientarse exclusivamente a los individuos, aquéllas afectan necesariamente a colectivos. Estos colectivos pueden definirse explícitamente (alumnos rurales, inmigrantes, etc...) o implícitamente, en la medida en que las políticas que afectan a los centros afectan a su clientela específica.
Es muy importante tener en cuenta la posibilidad de efectos perversos de la acción social. Se habla de efecto perverso cuando una acción consigue los efectos contrarios a los que se propone. La probabilidad de conseguir efectos perversos es mucho mayor en las acciones dirigidas a colectivos que en las dirigidas a los individuos.
En general, las políticas dirigidas a los individuos son más eficaces y menos problemáticas que las que se dirigen a colectivos. Pues no sólo evitan el riesgo de efectos perversos, sino que van directamente a los determinantes de la desigualdad.

5.5.Contra el pesimismo de la teoría de la reproducción

La ciencia empírica puede orientar sobre la eficacia de las distintas políticas de enseñanza y las diversas prácticas organizativas y didácticas. A veces también puede desorientar. Es el caso cuando de los estudios sociológicos sobre la desigualdad se saca la conclusión de que la escuela no puede hacer nada.
Las corrientes dominantes en sociología de la educación durante las dos décadas últimas han recibido el nombre genérico de teorías de la reproducción. Afirmaban que la escuela había de reproducir necesariamente las desigualdades de clase entre los alumnos porque ese papel reproductor de la escuela es funcional para la sociedad. Estas teorías de la reproducción (Bourdieu y Passeron, Bowles y Gintis, entre otros) dejaban las puertas cerradas a cualquier cambio social desde la escuela, cayendo en un pesimismo atroz del papel de los estudios. Las críticas que se les realizaron fueron las siguientes:
a)La escuela es un agente de movilidad social.
b)La correlación entre clase social y aprendizaje es cierta pero débil, mientras que los factores directos(aptitudes, recursos docentes, aspiraciones de los alumnos...) son mucho más importantes.
c)Hay que distinguir entre selección y reproducción que, por supuesto, no tiene porqué coincidir.



BIBLIOGRAFÍA

CARABAÑA, J (1993), Sistema de enseñanza y clases sociales, en GARCIA DE LEON, FUENTE, G. De la y ORTEGA, F.(eds.), Sociología de la Educación, Barcanova, Barcelona.

CONNELL,R.W.(1997), Escuelas y justicia social, Ediciones Morata, Madrid.

EDIS (1995), Las condiciones de vida de la población pobre de la provincia de Almería, Fundación Foessa, Madrid.

FEITO ALONSO, R.(1995), Estructura social contemporánea, S.XXI, Madrid.

GIDDENS, A (1979), La estructura de clases en las sociedades avanzadas, Alianza Editorial, Madrid.

GIDDENS, A. (1993), Sociología, Alianza Editorial, Madrid.

MIGUEL, A. DE (1996), La sociedad Española 1995-96, Editorial Complutense, Madrid.

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